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domingo, 12 de septiembre de 2021

Migrantes numerosos y escasos

Mucha gente que comienza con la observación de aves se sorprende que en esta época se puedan registrar ciertas especies. Y es que en migración postnupcial se observan muchos pájaros, seguramente más que en otras épocas del año. La principal razón radica en que bastantes especies presentan una migración diferencial. Un ejemplo paradigmático es el papamoscas cerrojillo.


La migración postnupcial del papamoscas cerrojillo discurre por el oeste, atravesando el Cantábrico, mientras que la prenupcial tiene una componente más oriental. Por eso en primavera apenas se observa en Asturias; en agosto y septiembre sin embargo es numeroso, con caídas de migrantes muy frecuentes. Las fotos de esta entrada por ejemplo corresponden a un grupo de 12 aves que pude ver en un tramo de bosques de ribera de apenas 300 metros (en esta otra entrada comento como es el campo mágnetico terrestre el que guía su migración).


Teniendo esto en cuenta nos encontramos con que hay algunos pájaros que parecen más numerosos que otros. Esta percepción depende de diversos factores. Así, una especie que se detenga en lugares abiertos, y en lugares frecuentados por los observadores, parecerá sin duda frecuente. El caso más claro es la collalba gris, cuyos grupos se detienen en prados y tierras de labor de la costa.


y también la tarabilla norteña, que se detiene también en espacios abiertos, compartiendo muchas veces el hábitat.



Otras especies parecen abundantes en esta época simplemente porque son muy frecuentes, el ejemplo más claro es el mosquitero musical, una de las aves más numerosas de Europa.



Sin embargo otras especies parecen quizá más escasas de lo que realmente son, como por ejemplo el colirrojo real, que busca el refugio de árboles y arbustos, y es además muy esquivo.


Otro caso llamativo es el de la curruca zarcera, que suele refugiarse entre las zarzas, esta es una de las pocas que he podido observar esta temporada al descubierto.


Otras especies parecen más escasas de lo que realmente son, porque ocupan hábitats muy concretos, es el caso de las especies propias del carrizal, como el carricero común.


Y hay algunas que sí son claramente escasas, y producen muy pocos registros cada año. Un ejemplo puede ser el de la curruca mosquitera, que podemos ver en esta fotografía que me cede amablemente mi compañero Alfonso Caso, vista en Gijón. El resto de fotos procede de esta temporada en el concejo de Gozón.





viernes, 3 de septiembre de 2021

Migrantes a cubierto

 En mi última entrada del blog comentaba que estamos en pleno apogeo de la migración transahariana, la que se dirige al continente africano superado el desierto del Sahara para pasar el invierno . Hablaba de las especies de paseriformes que son más visibles y conspicuas a campo abierto, pero es verdad que la mayoría tienden a protegerse en árboles o arbustos durante sus paradas. Vamos con alguna de las más típicas que he podido ver durante esta semana.

Quizá la palma en cuanto a belleza se la lleva el macho de colirrojo real Phoenicuros phoenicuros. No es abundante, su comportamiento es muy tímido y por ello sus observaciones son escasas. Éste tuve la suerte de registrarlo en la zona de Bocines.


Mas visibles son los papamoscas, ya que para posarse suelen elegir perchas cercanas a espacios abiertos que les permiten cazar al vuelo los pequeños dípteros que les sirven de alimento. En la zona de Nieva he podido registrar algunos, el más numeroso es el papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca.


Y más escaso es el papamoscas gris Muscicapa striata, también un poco más atrevido.


Por el hábitat que ocupa, una de las especies comunes que más dificilmente se ve es el carricero común Acrocephalus scirpaeus. En días buenos de migración alguno se registra por la campiña, pero lo más normal es tener que buscarlo en los carrizales costeros, donde se mueve entre los carrizos y hemos de tener paciencia hasta que lo vemos asomar. En Gozón el mejor para verlo es el de Verdicio.





jueves, 29 de agosto de 2019

El migrante del carrizal

Entre los migradores postnupciales que cruzan por Asturias, quizá los que pasan más desapercibidos son los que se detienen en la intrincada vegetación de los carrizales que ocupan las rías y estuarios costeros. De ellos, el carricero común Acrocephalus scirpaeus es regular e incluso frecuente, aunque debido a lo peculiar de los hábitats donde aparece sus citas son casi esporádicas. Hoy tuve la suerte de registrar dos ejemplares en el carrizal de Verdicio.



El carricero común ocupa estos ecosistemas de carrizal tanto durante la cría como en la migración, y por eso está firmemente adaptado a las condiciones que dicho hábitat requiere. Así, su coloración es parda y muy discreta, y sus dedos son muy largos, casi prensiles, ideales para agarrarse a los carrizos y prácticamente caminar por ellos.


Los carrizales costeros son desde hace años un lugar preferente para realizar programas de anillamiento, y por ello sabemos bastantes cosas acerca de la migración de esta especie. De las campañas realizadas en Asturias, destacan las del grupo Torquilla en la ría de Villaviciosa y mi compañero Manuel Quintana en el propio carrizal de Verdicio. Así, el carricero común es en nuestros carrizales la segunda especie más frecuente por detrás del carricerín común (mientras que en otras zonas de Iberia es con diferencia la especie más frecuente). Por otro lado, el pico de la migración postnupcial parece situarse claramente en la primera quincena de septiembre.



La gran mayoría de los carriceros comunes que se detienen en Asturias son aves juveniles, nacidas durante el año, y pueden pasar varios días sedimentados, alimentándose y acumulando grasa, en especial los que llegan en estas fechas tempranas, que probablemente no han hecho paradas intermedias. Como en otras especies, y a partir de los datos de recapturas, se aprecia que los ejemplares que pasan por aquí proceden de toda la fachada atlántica europea, desde la Península Escandinava, hasta Francia.

En esta foto podemos comprobar el hábitat ocupado por el carricero y lo complicado que resulta localizarlo,, observándose como una mancha pardusca en medio de la vegetación.