miércoles, 28 de febrero de 2018

Picogordos, pasando el invierno

El gran protagonista de la temporada ornitológica que está terminando ha sido sin duda el entrañable picogordo Coccothraustes coccothraustes. Habitualmente escaso en Asturias en cualquier época, el año pasado, a mediados del otoño, cientos de ellos, quizás unos pocos miles, llegaron a nuestro territorio en una arribada sin precedentes.


Una parte de los picogordos que llegaron en otoño se han quedado aquí a pasar también la estación invernal. Y para ello han tenido que buscarse la vida. El picogordo es un fringílido especializado en la ingesta de semillas, y éstas no son abundantes en invierno en Asturias. Por ejemplo este macho, que lleva varios días en los parques de Avilés se alimentaba este fin de semana de las semillas de magnolio caídas en el suelo.




La dieta de los picogordos llegados a Asturias ha ido variando mucho en estos meses, en función de los recursos existentes. Así, en otoño se podían ver en torno a las matas de espino albar, cuyas rojas bayas constituyeron su sustento principal, hasta que se agotaron. En la misma ciudad de Avilés yo mismo pude detectar un pequeño grupo en las espineras que crecen en la senda de La Magdalena.


En la búsqueda continua de estos recursos alimenticios se han ido desplazando por Asturias. Es bastante probable que los ejemplares que están ahora en los parques avilesinos sean los mismos que llegaron en otoño a La Magdalena, después de todo ambos enclaves están muy próximos.


Ya en unos pocos días los picogordos se irán. Su época de cría se inicia ya en marzo en muchos lugares, en los más norteños en abril. No existen datos acerca de su reproducción en Asturias, pero ya puestos, quién sabe si este año 2018 será el primero.


sábado, 24 de febrero de 2018

Aviones roqueros en La Granda

Un grupo de unos 30 aviones roqueros Ptyonoprogne rupestris sobrevolaba hoy la cabecera del pantano de La Granda. Esta especie es la única del grupo de hirundínidos (aviones y golondrinas) que se observa en nuestras latitudes durante todo el año.


El avión roquero presenta una amplia área de cría por las latitudes templadas de Eurasia. Buena parte de las poblaciones asiáticas son migradoras, pero las europeas son básicamente residentes, con una distribución circunmediterránea.


Cuando termina la época reproductiva los aviones roqueros se agrupan en bandos e inician una existencia algo errática, desplazándose a los enclaves donde es más fácil para ellos encontrar alimento, en especial cortados rocosos en la montaña y zonas húmedas. En La Granda suelen aparecer a finales del invierno, probablemente cuando inician el retorno a las áreas de cría.


El avión roquero cría en cortados rocosos, tanto en la montaña como en la costa, y también en construcciones humanas como edificios, puentes o viaductos. En Gozón es muy escaso, con alguna pareja dispersa por los acantilados del concejo criando algunas temporadas.


lunes, 19 de febrero de 2018

Camachuelos en el parque

No cabe ninguna duda de que el camachuelo común Pyrrhula pyrrhula constituye una de nuestras mayores gemas ornitológicas, en especial por el brillante colorido del macho, combinación de un rabioso rojo carmesí en las partes inferiores y un radiante azul apagado en las superiores, amén de una destacada máscara negra cubriéndole el rostro.


El camachuelo está bien distribuido por Asturias, nidificando prácticamente desde el nivel del mar hasta el límite de la vegetación forestal, cerca de los 1.600 m de altitud. Eso sí, es bastante exigente en cuanto al hábitat que ocupa en esa época de cría, ya que requiere áreas con abundante sotobosque arbustivo y una cobertura vegetal con cierta densidad. Por eso en las zonas en que los requerimientos citados fallan, como el concejo de Gozón, se hace muy escaso.


Los camachuelos asturianos son sedentarios, aunque llevan a cabo movimientos a lo largo del año en busca de las fuentes de comida. Así, a finales de verano y en otoño se suelen mantener en zonas medias y altas, ya que se alimentan de bayas como las de serbal de cazadores o las de acebo. A medida que estos recursos se agotan van desplazándose a zonas más bajas, buscando el que es su principal recurso alimenticio en esta época, los brotes y yemas de árboles y arbustos.




A principios del invierno comienzan a verse más frecuentes a bajas altitudes, y su presencia se generaliza conforme avanza la estación. Así está sucediendo está temporada en los parques de la ciudad de Avilés, los primeros ejemplares los detecté en el mes de diciembre, y su número ha ido aumentando hasta los 11 que pude registrar el último fin de semana. Un grupo formado en su mayoría por machos, donde pueden distinguirse los adultos de los de primer invierno, éstos con el pecho de un naranja más apagado, no tan rojo fuerte como en aquellos.




Las hembras por su parte presentan unos tonos pardos mucho más discretos.


Los camachuelos aún se quedarán una temporada por aquí, en tanto les dure este recurso alimenticio, luego irán desplazándose en altitud hasta establecerse definitivamente en sus áreas de cría con la primavera ya bien entrada.


viernes, 16 de febrero de 2018

Ánsares en migración

Mi amigo Toño Caballero detectó esta semana un par de ánsares comunes Anser anser en los prados encharcados por las lluvias del Cabo Peñas, de los cuales me ha cedido amablemente una foto. Allí se han quedado establecidos unos pocos días, y yo mismo tuve la oportunidad de observarlos en la jornada de ayer.


Las migraciones de las diferentes poblaciones de ánsar común son bastante complejas, pero han sido bien estudiadas. Así, se sabe que las poblaciones de la península escandinava, Suecia y Noruega, comienzan a desplazarse al sur tras la cría. Entre septiembre y octubre permanecen la mayor parte de ellos entre Dinamarca y Holanda, en una primera parada. En noviembre muchos de ellos emprenden un segundo salto al sur, rumbo a la Península Ibérica. El destino de la mayoría son las marismas de Doñana, aunque una parte se quedan en el entorno de Villafáfila.


Tras un corto periodo de invernada, a partir de febrero los gansos inician su viaje de retorno a las áreas de cría. Su estrategia consiste en efectuar paradas más o menos largas en sitios estratégicos donde repostar, que sería lo que están haciendo los dos ejemplares que han llegado a Peñas. Por desgracia Asturias suele quedar por lo general al margen de estos movimientos migratorios y sólo algún año se registran cantidades importantes, en especial en otoño.

sábado, 10 de febrero de 2018

Arao muerto

En los últimos inviernos se han hecho muy raros los acercamientos al litoral asturiano de los álcidos invernantes en el Cantábrico, tanto las alcas como sobre todo los araos (los frailecillos prácticamente nunca se observan). Seguramente pasan la estación a unas cuantas millas de la costa. Estos últimos, los araos, se registran a menudo cuando su encuentran en mal estado, seguramente por un déficit en su alimentación.


Los temporales continuados del invierno impiden que los araos se alimenten en mar abierto, ya que les dificultan mucho bucear para capturar a sus presas. Cuando ya su situación es extrema algunos se van acercando a la costa, donde prácticamente mueren por inanición. Los dos únicos araos que he registrado este invierno acabaron falleciendo, uno hace pocos días en Luanco y otro esta semana en Bañugues.





lunes, 5 de febrero de 2018

Vuelvepiedras de invernada

El vuelvepiedras Arenaria interpres llega a las costas asturianas a partir del mes de octubre, de forma aproximada. Apenas se detecta migración postnupcial, ya que por lo general los ejemplares que llegan se quedan a invernar, sobre todo en tramos de costa rocosa. En Gozón hay varios lugares de invernada, uno de ellos es la ensenada de Bañugues, donde esta temporada podemos encontrar un grupo de 12 ejemplares.


El vuelvepiedras es un limícola compacto y cosmopolita, que se reproduce por buena parte de las latitudes árticas del mundo. La mayor parte de las poblaciones son migratorias. Las que llegan aquí deben proceder en su mayor parte de Groenlandia y el NE de Canadá, vía Islandia (donde no cría) como demuestran los estudios migratorios hechos hasta ahora.



Esta especie ha sido bastante seguida en sus áreas de invernada. Los estudios indican que es una especie fiel a sus zonas de invernada y que su supervivencia es bastante elevada. Su estancia en nuestras latitudes es bastante prolongada, ya que permanece hasta el mes de abril, e incluso algunos ejemplares hasta mayo. Hay que tener en cuenta que las latitudes donde crían el periodo favorable para la cría es muy corto, y quizá no les compensa partir antes.