domingo, 17 de julio de 2011

La lucha de un vencejo

Ayer día 16 de julio pude escuchar un sonido muy llamativo desde mi casa, en Avilés. Cuando me asomé a la ventana para ver qué lo producía me encontré una escena dramática, uno de los ejemplares de vencejo común Apus apus que cría en el alero del tejado se había quedado enganchado por un hilo y luchaba denodadamente por desengancharse.

Los vencejos son aves eminentemente aéreas, pasan su vida entera volando y alimentándose del plancton aéreo, minúsculos insectos e invertebrados que flotan impulsados por las corrientes térmicas. Es muy típico observar en los pueblos y ciudades grupos de estas aves chillando incesantemente. Sólo se posan en los tejados y aleros con ocasión de la cría de sus polluelos. Su color es oscuro, destacando tan sólo una mancha en la garganta de color claro.



En el concejo de Gozón, y por extensión en Asturias, los vencejos apenas permanecen el tiempo suficiente para reproducirse, llegan a finales de abril o primeros de mayo, y entre finales de julio y primeros de agosto retornan a África. Durante este periodo pueden protagonizar lo que se llama “fugas de tempero”, si se suceden varios días lluviosos que hacen disminuir o incluso desaparecer su fuente de alimento, se desplazan hacia zonas más cálidas, dejando de observarse en nuestras latitudes, y retornando cuando el tiempo mejora.

Y esto es probablemente lo que le sucedió a mi vencejo, ya que durante esta semana se produjo la entrada de un frente atlántico con tres días continuados de lluvias. Como otros de sus compañeros, se tuvo que marchar en busca del sol, y al retornar se encontró con una desagradable sorpresa. La lluvia había arrastrado un hilo por el canalón donde el vencejo accede al alero, hilo con el cual tuvo la mala fortuna de engancharse, quedando literalmente colgado.




Por fortuna, y en contra de lo que yo esperaba, todo terminó bien. Al cabo de unos 20 minutos de pelear por su vida, mi vencejo se desenredó, y el hilo del cual pendía su vida colgaba inerme del canalón.


1 comentario:

  1. Buenas tardes;
    Esta semana también tuvo suerte otro vencejo, esta vez en Santander. Se oyó un golpe en la pared de una terraza, un 5º piso, es el último y por alli se les ve a menudo. Quedó en el suelo y apenas intentaba volar, cuando lo hizo, se dio otro golpe contra la pared; mi hija fue la que se encargó de él y pensando que tendría algún hueso roto, o que estaba ciego –por irse de nuevo contra la pared- le tuvo cuatro días suelto en una habitación, le tenía que abrir el pico para darle de comer; al cuarto día se le veía más espabilado, le puso en la palma de la mano, en alto –como la habían dicho- tardó un poco en decidirse pero al final salió volando y bien alto así que… ¡todos contentos!
    Nos enteramos de que estos pájaros son incapaces de levantar el vuelo desde el suelo, que necesitan hacerlo desde una altura.
    Por cierto, el último día, acariciándole encima de la cabeza y por debajo del pico, se mostraba más tranquilo y comía mejor.

    Un saludo

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