sábado, 13 de octubre de 2018

Menos petirrojos, más jóvenes.

Cada otoño, durante la primera quincena de octubre, se produce la llegada del gran contingente de petirrojos Erithacus rubecula procedentes del continente europeo. Se hacen notar de manera especial los raitanes en aquellas zonas que son menos ocupadas por los residentes aquí, sobre todo parques y jardines. Este año no ha sido una excepción, y ya se pueden ver en gran número. Las fotos que ilustran la entrada las he podido tomar estos últimos días.


El petirrojo es una especie muy estudiada, y se conocen bastantes cosas acerca de su migración. Se sabe por ejemplo que es un migrante exclusivamente nocturno, y que para orientarse se guía sobre todo por el campo magnético terrestre. Se sabe también, por algún estudio de hace unos años sobre recuperaciones de anillas de otros países, que los raitanes que llegan a la franja cantábrica proceden del oeste de Europa, desde Noruega hasta las islas británicas.


Pero los estudios de los últimos años están arrojando nuevos hallazgos. Así, en un seguimiento llevado a cabo en el País Vasco durante toda una temporada se encontró que la gran mayoría de petirrojos llegados en migración otoñal eran jóvenes de primer año, y además hembras. Esto contrasta con el estudio que antes mencioné, donde había una mayoría de adultos entre las aves recuperadas.


Sin embargo, este cambio de patrón cuadra con un estudio reciente, de acuerdo al cual se ha reducido la llegada de petirrojos invernantes a la Península Ibérica. Así, las aves ya no viajan tan al sur como antes, e invernan más al norte. Dado que los petirrojos son fieles a sus áreas de invernada, si logran sobrevivir al invierno volverán de forma sucesiva a la misma zona de años anteriores. Incluso puede que haya una proporción de aves que a partir de su primer año de invernada se desplacen menos hacia el sur.


Esta mayor supervivencia de los petirrojos en áreas norteñas es uno más de los indicadores que nos hablan de un calentamiento del clima, uno de cuyos rasgos es que los inviernos son mucho menos rigurosos y fríos. Además, propicia una segregación espacial de la invernada, según la cual se mueven más al sur las aves jóvenes y las hembras.

3 comentarios:

  1. Siempre se aprende leyendo tu blog. Gracias.

    Nacho Vega.

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  2. Me encantan tus fotos y tus explicaciones, siempre super interesantes. Yolita.

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios y por seguir mi blog. Un saludo

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