domingo, 12 de noviembre de 2017

Carbonero garrapinos, especie irruptiva

Realizando un recorrido ayer por el parque de La Magdalena, en Avilés, me encontré con una interesante agrupación de carbonero garrapinos Periparus ater, entre 20 y 25 ejemplares. Estuve observándolos durante un buen rato.


Aunque los carboneros garrapinos son aves muy forestales y pasan la mayor parte del tiempo alimentándose en los árboles, bien en las ramitas bien en el tronco, como el ejemplar de la foto anterior, el bando que yo observé ayer presentaba un comportamiento atípico, rebuscando semillas de conífera en el suelo, al pie de los troncos arbóreos.


El ejemplar del vídeo anterior se pasó un buen rato rebuscando, aunque lo habitual era que los pequeños carboneros estuviesen tan sólo unos segundos antes de localizar una semilla y salir volando.


Aunque el carbonero garrapinos cría en este parque, suele ser escaso y no es habitual observar concentraciones como la de ayer. Es posible que se deba a una pequeña irrupción de la especie, de la que en otros puntos de Europa se han observado esta temporada números superiores a lo habitual.


El carbonero garrapinos pertenece al grupo de las especies irruptivas, que son aquellas que en algunas temporadas protagonizan grandes movimientos y en otras simples migraciones, movimientos que pueden detectarse en sus rutas habituales o aparecer en lugares fuera de su ruta normal.



Los mecanismos por los que funciona este fenómeno son conocidos. Así, las especies irruptivas suelen ser aquellas que se alimentan de frutos que están sujetos a estacionalidad, como por ejemplo las bayas de determinados arbustos, o los piñones de las coníferas, los hayucos de las hayas, etc. En estas especies, años de cosecha buena conducen a una elevada supervivencia invernal, y a que la temporada siguiente se reproduzcan un número de parejas elevado. Si esa temporada, en la que tendremos un gran número de crías, la cosecha de frutos es baja, las aves se verán obligadas a desplazarse en masa, incluso fuera de sus rutas habituales, buscando fuentes alternativas de alimento. Tenemos entonces una irrupción.



El carbonero garrapinos ocupa casi toda Europa, y las poblaciones que protagonizan estas irrupciones son las más norteñas, que en años normales suelen realizar migraciones más modestas. En la Península Ibérica se encontraría la subs. P. ater vieirae, que se diferencia de la europea en cuestiones de talla, por lo que es muy difícil diferenciarlas morfológicamente.



Al ser el carbonero garrapinos una especie frecuente en Asturias se hace difícil reconocer cuando asistimos a una irrupción, lo que no ocurre cuando éstas ocurren por especies muy escasas, como el mismo picogordo, que está provocando también otra irrupción sin precedentes, el piquituerto, el ampelis, etc.

1 comentario:

  1. He observado estos días este mismo comportamiento que describes en un parque de Villaviciosa. Un pequeño bando de garrapinos, que no suelen ser abundantes aquí buscaban hayucos y piñones en el suelo.

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