martes, 2 de junio de 2020

Los últimos migrantes

Este año, el confinamiento del que ahora estamos saliendo ha coincidido con la mayor parte de la migración prenupcial por Asturias. Por ello, nos hemos perdido el desarrollo de la misma. Sólo al final pudimos captar algo, los migrantes más tardíos. A últimos de mayo, el fuerte viento del nordeste obligaba a estos últimos migrantes, varias especies de limícolas, a detenerse en ensenadas costeras como la de Bañugues.



El día 24, a pesar de ser domingo y estar la playa atestada de gente, un grupo de limícolas se alimentaba en la playa. Las especies eran las habituales de estas fechas, mayoría de chorlitejos grandes, con varios correlimos comunes, correlimos tridáctilos, archibebes comunes y el verso suelto de un correlimos gordo.


Esta migración tan tardía es producto de la evolución. Estas especies crían en latitudes árticas, donde el periodo favorable a la reproducción es muy corto, de apenas dos meses, al principio del verano. Por tanto deben sincronizar perfectamente su llegada, hacerlo demasiado pronto supone estar sometido a las inclemencias climáticas, y hacerlo tarde supone no aprovechar los infinitos recursos que la tundra dispone en forma de millones y millones de invertebrados.


Especialmente llamativo es el caso del correlimos tridáctilo. Esta especie se reproduce en el extremo NO de Groenlandia y las islas del NE de Canadá. Para el caso extremo de un ave que invernase cerca del S de África este viaje podría suponer cerca de 15.000 km, toda una verdadera hazaña.


Otro caso llamativo es el del archibebe común, cuya temporada migratoria comienza ya a fines de marzo o primeros de abril. Esta especie migra en "salto de rana", de forma que las poblaciones que crían mas al norte se desplazan más lejos, y son las que vemos ahora.



Comprobando la enorme magnitud de estos viajes se puede entender la absoluta necesidad de respetar el reposo y descanso de estos pequeños viajeros. Si no se pueden alimentar en las paradas que hacen en sus desplazamientos existen bastantes probabilidades de que no lleguen a su destino. Por eso, cuando tengamos la inmensa suerte de encontrarnos con ellos, seamos respetuosos e intentemos molestarlos lo menos posible.

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