A estas alturas del invierno, y una vez que buena parte del mismo ha transcurrido ya, creo que la principal característica del mismo por lo que a las aves se refiere, al menos por las zonas donde yo me muevo, es una preocupante escasez. Escasez que además alcanza a todos los niveles y grupos de aves acuáticas. Dejando aparte las especies que son más difíciles de ver y más sometidas a fluctuaciones, las especies regulares están invernando en números muy pobres.
Un claro ejemplo son las gaviotas pequeñas. La gaviota reidora, por ejemplo, registra grupos de cerca de 100 aves en invierno en Luanco, a veces más, y en torno a 50 en Bañugues. Este invierno en Luanco apenas llega a 40 ejemplares, y en Bañugues se aprecian aves aisladas. Por su parte, la gaviota cabecinegra en estos últimos años ha registrado concentraciones superiores a las 100 aves, y este invierno apenas se ha llegado a 30 algunos días.
Una lástima, porque estas gaviotas llenaban las ensenadas y este año están muy vacías.
Otro caso claro es el de la gaviota cana; estos últimos inviernos suele permanecer por la zona algún ejemplar, y en éste brilla por su ausencia. Apenas se registró algún ejemplar aislado en migración en diciembre.
En cuanto a los limícolas, el caso para mí más llamativo es el del andarríos chico. En la zona entre Antromero y Bañugues invernaban algunas temporadas entre 10 y 15 ejemplares, y en ésta apenas se cuentan con los dedos de una mano. En la ensenada de Aramar está totalmente ausente por primera vez en muchos años.
En la playa de Bañugues se asentó hace algunos años la invernada de chorlitejo grande. Esta temporada apenas se registran 4 aves, a este ritmo esta invernada no tardará en desaparecer.
Lo mismo se puede decir de la invernada de correlimos oscuro en Luanco, Con pequeños grupitos en años anteriores, en esta temporada se registra de manera aislada. Por su parte, el vuelvepiedras, con buenos grupos los últimos inviernos, en este está casi totalmente ausente.
Probablemente el caso más preocupante es el de los álcidos. Este invierno no he podido observar ningún ejemplar, casi con total seguridad los episodios de mortalidad del año 2014 han supuesto un golpe muy duro a sus poblaciones.
Otras aves buceadoras también están totalmente ausentes. Por ejemplo este año tampoco he detectado ni un solo colimbo. Este es un colimbo grande que invernó en Zeluán la temporada pasada.
Es difícil adivinar con exactitud las razones de esta escasez. Se suele achacar al clima, con el argumento de que no hace el suficiente frío, por ejemplo. Pero si así fuera, a mi juicio, irían apareciendo especies que invernan normalmente más al sur, y eso tampoco ocurre. Hay otras posibles causas, como las crecientes molestias humanas que pueden resultar insoportables para las aves. Habrá que ver si es un dato puntual o el inicio de una tendencia.
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