Desde hace varios días Gozón está en el epicentro de la ornitología asturiana, y es un punto caliente entre los ornitólogos ibéricos. Todo ello se debe a la presencia de dos ejemplares de una especie totémica para todos los que nos dedicamos a la observación de aves, como es el búho nival Bubo scandiacus. A estas alturas se han visto seguramente miles de imágenes y se han ofrecido datos innumerables sobre estas dos aves, así que esta entrada, ciertamente obligada en un blog que trata sobre el concejo gozoniego, será un pequeño resumen de lo acontecido hasta la fecha, realizada gracias a la colaboración de compañeros y amigos que me han cedido amablemente unas cuantas fotografías.
Todo comienza el pasado día 10 de noviembre cuando Ramón de Maroto registra el primer ejemplar en la zona de Moniello, tan sólo unos días después de que se controlase el primer búho nival en España, en la vecina Cantabria. Tras un examen de las fotos se constata que se trata de una hembra joven.
Fotos Ramón de Maroto
Pasados unos días, el sábado 13, se vuelve a detectar un búho nival en el brezal de Cabo Peñas.
Foto Toño Caballero
Tras realizar un examen comparado de las fotos de ambos ejemplares salta la noticia, ya que se trata de un macho joven, diferente al observado en Moniello. Por si fuera poco, este ejemplar de Peñas se registra al día siguiente en Verdicio, pudiendo ser observado ya por multitud de ornitólogos en la urbanización cercana a la playa.
Foto Toño Caballero
Foto Juan Hevia
Hagamos aquí un intermedio para discutir brevemente el posible origen geográfico de estas aves. El búho nival anida en latitudes árticas de todo el planeta, pero las poblaciones europeas son escasas y se desplazan a corta distancia. Por el contrario, las poblaciones neárticas efectúan desplazamientos de mayor envergadura, e invernan en Norteamérica en latitudes incluso más al sur de donde se encuentra Asturias. Éste es por lo tanto el origen más plausible, aves del NE de Canadá o Groenlandia extraviadas en su migración y llegadas en algún barco en el cual se posaron fatigadas de su viaje.
Tras la intensa jornada dominical en Verdicio transcurren dos días sin noticias del búho, pero la liebre vuelve a saltar el miércoles 17. Se registra de nuevo un ejemplar en Peñas, pero curiosamente no es el macho joven sino la hembra, una semana después de su primer y único avistamiento. En los días siguientes permanece por la zona, aquerenciada sobre todo al pedrero de La Granda.
Foto Gema González
Foto Alfonso Caso de Los Cobos
Foto Damián Arienza
Foto José Antonio García Cañal
A lo largo de estas jornadas los búhos han sido observados por multitud de personas, llegados desde diversos puntos de España e incluso Europa. Para muchos ornitólogos, como digo, se trata de una especie fetiche, y sueñan con observarla al menos una vez en la vida. La inmensa mayoría de ellos se han comportado de forma respetuosa, lo cual es de agradecer.
Eso sí, al ir cayendo el sol y llegar el crepúsculo es hora de dejar tranquilos a nuestros búhos, para que puedan cazar y alimentarse. Sólo así podremos asegurar su bienestar y su presencia, y quizá la parada de emergencia en la costa asturiana le permita sobrevivir al invierno. Muchas gracias a todos los que me han proporcionado sus fotografías.