miércoles, 31 de julio de 2019

Dos pequeñas migrantes

En nuestra fauna hay un pequeño número de mariposas migradoras, como ya sabemos. Algunas especies son bien conocidas, especialmente por lo llamativo de su colorido, pero otras lo son menos al presentar un aspecto más discreto. Entre ellas se encuentran dos especies del grupo de los licénidos, de apariencia similar.

La primera de ellas es la llamada canela estriada Lampides boeticus, cuyos primeros ejemplares pude observar este año a finales de mayo, aunque su entrada masiva se produjo un mes más tarde.


Por otro lado está la gris estriada Leptothes pirithous, que es algo más tardía ya que no se hace habitual hasta principios de julio.


Además de una apariencia similar, estas dos especies se asimilan mucho en su ecología. No presentan diapausa invernal en ningún estado de su desarrollo, por lo que precisan pasar el invierno en estado adulto en zonas del sur de Europa. A finales de primavera y principios del verano se van desplazando al norte, donde darán lugar a una o dos generaciones hasta que desaparecen conforme llega el otoño para volver a desplazarse al sur. Ambas mariposas cuentan con diversas especies de papilionáceas como plantas nutricias.

Las fotos que ilustran la entrada fueron hechas en Nieva a últimos de julio. Parecen ejemplares frescos por lo que es posible que ya haya surgido la primera generación en nuestras latitudes.



sábado, 27 de julio de 2019

Gaviotas nuevas

La nueva generación de gaviotas patiamarillas Larus michahellis ya se deja ver por la costa asturiana, como por ejemplo este ejemplar que localicé esta semana en la ensenada de Llodero.


Una vez que se han independizado, estos jóvenes tienen que aprender a buscarse la vida. Aunque las gaviotas son aves oportunistas y con muchos recursos. Por ejemplo este ejemplar rondaba una jibia que había encontrado orillada en la ensenada, de la que se disponía a dar buena cuenta.



En los últimos años buena parte de los juveniles de la gaviota patiamarilla asturiana procede de las poblaciones establecidas en las ciudades y pueblos costeros. Así, durante la segunda quincena de julio he podido ver un buen número de pollos volanderos en los tejados de Avilés, en lo que parece haber sido un buen año de cría. Por contra, las colonias de los acantilados e islotes litorales parecen estar en  declive.


lunes, 22 de julio de 2019

El caballito de ojos rojos

En las charcas y embalses de Asturias se puede encontrar un caballito del diablo que es peculiar por varios aspectos. Se trata del caballito de ojos rojos Erythromma viridulum, y el primer rasgo que lo caracteriza es precisamente el que le da nombre, ya que es el único en nuestro territorio que presenta los ojos de ese color tan llamativo.


Otra singularidad de esta especie es que suele posarse en la superficie del agua, sobre la vegetación flotante. Aquí lo encontramos la mayor parte del tiempo, tanto reposando como alimentándose y también haciendo la cópula y la puesta, siempre en tándem.


Se trata de un caballito que por sus hábitos y costumbres lo encontramos siempre en masas de agua de cierta entidad, siempre de aguas quietas como charcas y embalses, en las zonas donde hay vegetación, en especial en las orillas. En Asturias parece reducido a la zona centro aunque podrían aparecer más poblaciones si se llevase a cabo una prospección intensa.


Este caballito parece experimentar explosiones poblacionales cuando se dan condiciones favorables. Así, hace unos años pude contar cerca de 500 ejemplares en la charca de Condres, donde habitualmente es mucho más escaso. Además de esta localidad se encuentra también en Gozón en otras dos, la charca de Maqua y el pantano de La Granda, donde se hicieron las fotos que ilustran la entrada hace unos pocos días, ya que se trata de un caballito típico del verano que vuela entre julio y agosto.


sábado, 20 de julio de 2019

Camudando el plumaxe


Los xóvenes de raitán dexen el ñeru en xunu y xunetu, y pasaos unos díes faense independientes de los sos pas. Nesi momentu son bien distintos de la imaxen que tenemos na cabeza de lo que ye un raitán, pero agora tan ya entamando a camudar el plumaxe, y ya se pué adivinase la marca naranxa del rostru y el pescuezu, como el exemplar de les semeyes que puede agüeyar güei.

Los jóvenes de petirrojo dejan el nido en junio y julio, y tras unos días se hacen independientes de sus padres. En ese momento son muy distintos de la imagen que tenemos en la cabeza de lo que es un petirrojo, pero ahora ya están empezando a mudar el plumaje, y ya se puede adivinar la marca naranja de la cara y el cuello, como el ejemplar de las fotos que pude observar hoy.


Esta ye la época de muda pa los raitanes, un tiempu del añu muy delicau, y por eso pasen munchu tiempu al esconderite entre la biesca. Los adultos faen una muda completa, pero los xuveniles namás que faen una muda parcial, de les plumes del cuerpu y algunes coberteres de les ales. La muda fina pal mes de agostu o setiembre, y ya pa entós tornarán a canciar y facese notar como solo ellos saben facer.

Ésta es la época de muda para los petirrojos, un momento del año muy delicado, y por eso pasan mucho tiempo al escondite entre la vegetación. Los adultos hacen una muda completa, pero los juveniles sólo hacen una muda parcial, de las plumas del cuerpo y algunas coberteras de las alas. La muda termina en el mes de agosto o septiembre, y para entonces volverán a cantar y hacerse notar como solo ellos saben hacer.



lunes, 15 de julio de 2019

¿Por qué las primeras?

La migración postnupcial de aves en Asturias, al menos la más llamativa y notoria, viene marcada por la aparición de las primeros ejemplares juveniles de gaviota reidora Chroicocephalus ridibundus nacidos en el año. Este hecho suele ocurrir en el último tercio de junio, y este año no fue una excepción, yo pude registrar los primeros el día 25 en la ensenada de Llodero, acompañados de varios adultos.


Podemos preguntarnos el porqué de este hecho tan repetitivo. La gaviota reidora emigra relativamente temprano en primavera, en los meses de febrero y marzo, de manera que en abril ya están ocupando sus áreas de cría. La reproducción ocupa unos dos meses, entre la incubación de los huevos y el cuidado de los pollos, de forma que es normal que a finales de junio los jóvenes ya estén capacitados para volar. Además, esta gaviota tiene áreas de cría en Europa relativamente cercanas, hasta el oeste de Francia, que distan de Asturias unos 500 km, distancia que pueden salvar perfectamente en una jornada o dos de vuelo.


Así pues, si el instinto migrador se presenta en los jóvenes temprano, y los impulsa a viajar en cuanto se pueden valer por sí mismos, se comprende que las primeras aves se presenten aquí en estas fechas. Estas aves tempranas deben provenir de estas colonias del oeste de Europa, de hecho estudios realizados en Gran Bretaña confirman que los primeros migrantes procedentes del continente, que se detectan allí en las mismas fechas, proceden de las cercanas colonias de Holanda y Bélgica. Es curioso pensar que estas gaviotas apenas pasan una cuarta parte del año en sus áreas nativas, dedicando el resto a viajar o a invernar.


domingo, 7 de julio de 2019

Dos pollos de zampullín común

A finales de junio pude localizar dos pollos de zampullín común Tachybaptus ruficollis en una de las charcas de las dunas de Xagó. Se trata de una pareja que llevaba siguiendo desde que empezó la temporada de cría, y que afortunadamente ha logrado culminar su reproducción con éxito.



El zampullín común o chico no es especialmente abundante en Asturias. A comienzos del siglo XXI se calcula que había entre 40 y 60 parejas reproductoras en el territorio, de acuerdo al Atlas de Aves Nidificantes de la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies. Hoy en día probablemente serán menos. Estas parejas se concentran sobre todo en humedales de la zona costera y los embalses del área central.


La mayor población asturiana se encontraba en aquellos años en el pantano gozoniego de La Granda, aunque hoy prácticamente ha desaparecido debido a las múltiples molestias humanas, al igual que en otros embalses adyacentes. Esta pareja de Xagó, que habita la zona por segundo año, ocupa una charca en la que existe una amplia zona con vegetación acuática en la que se pueden ocultar.