lunes, 23 de septiembre de 2019

Inquietud migratoria en las collalbas

Como cada año, uno de los migrantes más llamativos durante la primera etapa de la migración postnupcial es la bonita collalba gris Oenanthe oenanthe. Pequeños grupos de este ave tan conspicua, que suele moverse por el suelo o en posaderos prominentes, se observan casi a diario a lo largo y ancho de la rasa costera asturiana. Alguna de las que he podido fotografiar esta temporada son las que ilustran esta entrada, en las localidades de Nieva, Verdicio y Peroño.


Estos grupos parecen en bastantes casos llegar a la costa en pleno día. Es frecuente que si nos acercamos a una localidad de parada a primera hora de la mañana no veamos ninguna, pero si regresamos al mediodía detectemos varios ejemplares moviéndose de un lado a otro. Esto ocurre porque la collalba gris es un migrante nocturno, que aprovecha la noche para viajar y el día para alimentarse y reponer fuerzas. Esta es una estrategia lógica y más en una especie de zonas abiertas.


Se sabe por clásicos estudios sobre migración que la collalba gris utiliza en su migración una estrategia de cortos vuelos y frecuentes paradas. Así, para minimizar su gasto energético, las collalbas vuelan por el periodo de una noche, y al llegar el día se detienen en el primer enclave favorable que observan. En estas paradas migratorias son capaces de generar nuevas reservas de combustible de forma inmediata, de forma que al terminar el mismo día de su parada son capaces de afrontar otra nueva noche de viaje.


Sólo para superar grandes barreras, como por ejemplo el desierto del Sáhara o las franjas de océano, las collalbas se detienen más tiempo para acumular mayores reservas de grasa. Esta estrategia de cortas paradas y saltos frecuentes es la que siguen en su viaje las poblaciones de Europa Occidental, Islandia y Groenlandia que se detienen por aquí en esta época, viajes que pueden superar los 7.000 km de longitud hasta llegar al oeste de África, su meta final.


¿Y cómo saben las collalbas que han llegado a su meta final, que el viaje para ellas ha terminado? Esto se ha descubierto midiendo la denominada "inquietud migratoria", el impulso que sienten las aves de iniciar el vuelo al llegar la noche. En diversos estudios se ha comprobado que esta inquietud migratoria es mayor conforme avanza el año y más al norte se encuentran. Este impulso migratorio está regulado por el campo magnético terrestre, de forma que sólo cesa una vez que dicho campo magnético coincide con el de su área de invernada. Así, en su acervo genético las aves tienen grabadas dos características del campo magnético terrestre: su dirección, que les indica la ruta que deben seguir, y su intensidad, que les dice cuando es tiempo de viajar y cuando de detenerse por fin.


Para saber algo más:

Delingat J., Dierschke V., Schmaljohann H., Mendel B. & Bairlein F. 2006. Daily stopovers as optimal migration strategy in a long-distance migrating passerine: the Northern Wheatear Oenanthe oenanthe. Ardea 94(3): 593–605.

Bulte M, Heyers D, Mouritsen H, Bairlein F. 2017 Geomagnetic information modulates nocturnal migratory restlessness but not fueling in a long distance migratory songbird. J Avian Biol 48(1): 75-82; DOI: 10.1111/jav.01285.



lunes, 16 de septiembre de 2019

Plantas que atraen mariposas

En esta época del año, entre finales del verano y principios del otoño, florecen determinadas plantas que actúan de imán para las mariposas. Les ofrecen una abundante provisión de néctar, la principal fuente energética que emplean nuestros preciosos insectos para realizar sus actividades. Dejando aparte varias especies invasoras, como la lila de china, sin duda una de las principales especies atrayentes es la agrimonia o eupatorio Eupatorium cannabinum, en la cual es frecuente ver los ejemplares de mariposa cardera o de pavo real nacidas este verano.






El eupatorio es una planta compuesta de gran porte que crece especialmente en las cercanías de arroyos y riachuelos, aunque no es exclusiva de estos hábitats.


Otra planta que gusta de los lugares húmedos es la arroyuela Lythrum salicaria, que también ejerce de atrayente para varias especies. Entre ellas, los piéridos amarillos como la limonera o la mariposa cleopatra parecen sentir especial atracción por estas flores.




Otro grupo de plantas en el que debemos fijarnos es el de las leguminosas del tipo de la alfalfa, muchas de ellas del género Vicia, frecuente en nuestros prados en esta época. Un tipo de mariposas que se sienten atraídos por estas flores son los abundantes piéridos blancos del género Pieris, como la blanquita de la col Pieris rapae.


Muchas mariposas de pequeño tamaño tienen querencia por estas flores, como sucede con la discreta y parda mariposa orla ancha Ochlodees sylvanus.


Las compuestas de flores amarillas también son buen lugar para observar mariposas en estas fechas. Curiosamente, la mariposa amarilla Colias crocea las frecuenta con asiduidad, componiendo así unos bonitos juegos de color.



Pero sin duda la planta atrayente por excelencia en nuestros prados, porque es una de las más abundantes y porque florece prácticamente durante todo el año, es la centaura Centaurea nigra. Si hacemos un buen calendario natural es probable que podamos fotografiar sobre ella a la mayor parte de nuestras mariposas, como sucede aquí con el bonito licénido ícaro dos puntos Polyommatus icarus.


lunes, 9 de septiembre de 2019

Tarabillas en declive

Una de las especies características de la migración postnupcial en los meses de agosto y septiembre es la tarabilla norteña Saxicola rubetra. Al igual que su pariente local, la tarabilla europea, se suele posar al descubierto, aunque es mucho más tímida y retraída, permitiendo en mucho menor medida el acercamiento. Suele viajar en pequeños grupitos que ocupan los matorrales y cercados de la rasa costera y la media montaña. Las fotos que ilustran esta entrada se corresponden con una pequeña entrada de alrededor de 10 aves a primeros de este septiembre en la zona de Nieva.


La tarabilla norteña es un típico migrante transahariano, anidando bastante extendida por Europa e invernando en la franja del Sahel, justo al sur del Sahara.



Esta especie migradora ha sufrido un fuerte declive en los últimos años. Su hábitat predilecto en muchas zonas de Europa está constituido por los pastizales húmedos, que a partir de las últimas décadas del siglo XX están sufriendo una explotación agrícola cada vez más intensa. Así, estudios realizados en Alemania demuestran que los lugares con un manejo más tradicional mantenían aún un buen éxito reproductivo; sin embargo en aquellos manejados intensivamente la población declina de manera dramática. Se comprueba en estos estudios que la tarabilla norteña sólo mantiene poblaciones estables cuando la siega no comienza antes del 1 de julio.


Por su parte, en Gran Bretaña el declive de las tarabillas norteñas se acerca al 60%. En la isla, la especie ha desaparecido de las zonas más bajas, allí donde la intensificación agrícola es mayor. Además, también se encuentra limitada por la altitud y la orientación del terreno, de tal forma que a partir de cierta altura sólo puede ocupar laderas orientadas al sur o al este. Es por eso que  su distribución actual en esta isla se ve fuertemente constreñida.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Dos caminos que confluyen

En el norte de la Península Ibérica confluyen dos de los principales itinerarios migratorios de las aves costeras. El primero de ellos es el que tiene su origen en el Atlántico Norte y las islas del Ártico Canadiense, bajando al sur vía Islandia y las islas británicas. El correlimos tridáctilo Calidris alba es un claro ejemplo de especie que viaja por esta ruta.




El segundo itinerario, por su parte, tiene su extremo norte en el Ártico Ruso y siberiano, hasta la península de Tamyr. Las aves que viajan por esta ruta continúan por la península escandinava y el oeste de Europa, donde encuentran un buen número de humedales para detenerse. La aguja colipinta Limosa lapponica es un representante de este itinerario.



Ambos caminos continúan a partir de aquí rumbo al oeste de África, que es el punto de destino para una gran cantidad de aves costeras. Esta vía se conoce como la vía migratoria del Atlántico Este, el East Atlantic Flyway, uno de los principales recorrido migratorios en el mundo.



Juveniles de las dos especies tan típicas de ambos itinerarios migratorios se han juntado estos últimos días en la playa de Bañugues, donde se han realizado estas fotos.