miércoles, 30 de octubre de 2019

Se reúnen en grupos

Después de que finaliza la época reproductora, y tras la dispersión de los juveniles, los buitrones Cisticola juncidis se reúnen en pequeños grupos, durante un periodo que abarca buena parte del otoño y prácticamente todo el invierno.


El buitrón es una de nuestras aves más pequeñas. De distribución originalmente mediterránea, comenzó a colonizar Asturias a mediados del siglo XX, primero en las zonas de carrizal de rías y estuarios, su hábitat original, y después en los prados de la campiña costera. Actualmente se extiende a través de toda la franja litoral y por la depresión central asturiana, siempre por debajo de los 300 m.


Estos grupos de buitrón que encontramos en época invernal suelen girar en torno a las 10 aves, y ocupan las zonas de la campiña con vegetación de cierto porte, parches en los que los buitrones se pueden refugiar. Como por ejemplo este helechal que se encuentra en las proximidades de Punta La Vaca, donde pude realizar las fotografías que ilustran esta entrada.


Los buitrones de la franja cantábrica son muy sensibles a los inviernos fríos, en los cuales sus poblaciones pueden disminuir sensiblemente hasta casi desaparecer. Sin embargo varios estudios han comprobado que en pocos años se pueden recuperar hasta sus niveles habituales. Los inviernos templados de las últimas décadas han hecho que las poblaciones se mantengan muy estables.



Para saber más:

Galarza, A: Selección de hábitat en una población de Buitrón (Cisticola juncidis (Rat.)) tras su desaparición por efecto de una ola de frío. Ardeola, Volumen 40(2), 1993, 169-171

martes, 22 de octubre de 2019

Charranes, desplome migratorio

Un par de charranes patinegros Thalasseus sandvicensis se adentró el pasado día 19 de octubre en la bahía de Luanco, para descansar unos minutos de su viaje migratorio en las rocas de la playa de la Ribera. Durante este pequeño intervalo de tiempo pude hacerles unas cuantas fotografías.


El charrán patinegro nidifica en playas arenosas o islas bajas de Europa Occidental, desde el sur de Francia hasta el Mar Báltico, incluyendo las islas británicas. También se encuentra en el Mediterráneo y los mares Negro y Caspio. Su número de parejas en Europa oscila entre 80.000 y 160.000.



Hasta hace unos años el charrán patinegro era una especie abundante en el paso migratorio postnupcial en Asturias, especialmente en los meses de septiembre y octubre. Cada temporada se contabilizaban varios miles de aves, se alcanzaban máximos cercanos a las 1.000 aves/hora en los días de picos migratorios, en los cuales se podían ver bandos cercanos a las 100 aves. También era habitual que en jornadas de temporal se refugiasen en las bahías y ensenadas por decenas, a veces cientos.


Sin embargo, en las últimas temporadas sus cifras han sufrido un verdadero desplome, y se han vuelto muy escasos, al igual que el resto de charranes. ¿Por qué ha ocurrido esto? Los estudios realizados sobre sus poblaciones europeas, como las del Wadenzee, no reflejan un declive de las mismas, sino más bien un ligero crecimiento. Por tanto cabe deducir que sus rutas migratorias han variado, y quizás atraviesan el Golfo de Vizcaya de forma directa, sin costear. En ello quizá influye la casi total ausencia de fuertes temporales de oeste y noroeste en estos últimos años a principios del otoño.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Sírfidos de otoño

La primera mitad del otoño es buena época para localizar sírfidos, esas bonitas moscas con aspecto de himenópteros, que recuerdan a abejas o avispas. Son habituales los días soleados, donde podemos apostarnos a la caza fotográfica de estos insectos tan bellos como beneficiosos, siempre cerca de las matas floridas. Todos los que siguen los he podido retratar en Gozón durante la primera mitad de octubre.

Así, no es difícil localizar al inconfundible Epysirphus balteatus, una especie que vuela durante todo el año, cuyo abdomen con bandas naranjas es muy característico, como bien se aprecia en este macho.



También inconfundible es Scaeva pyrastri, con un llamativo tono negro azabache, como bien delata esta hembra. Al igual que la anterior, se trata de una especie migradora.


Otro sírfido que se puede encontrar prácticamente todo el año, aunque no sea muy abundante, es la especie de ojos facetados Eristalinus aeneus.


La mayor de todas las especies es Milesia crabroniformis, que recuerda a un avispón. Vuela desde agosto, y en la primera mitad de octubre se localizan los últimos ejemplares de la temporada. En esta época le atraen las flores de la hiedra.


Inconfundible por su aspecto como de goma es la especie Xanthogramma pedissequum, con un largo periodo de vuelo entre la primavera y el otoño.


Pero en ésta, como en cualquier otra época del año, los más numerosos son los sírfidos del genero Eristalis, entre los cuales podemos reconocer la especie Eristalis pertinax por sus tarsos amarillos.



A mi juicio es el de los sírfidos uno de los grupos de insectos que están sufriendo un retroceso más acusado. Los detecto en mucho menor número que hace unos años, y hay varias especies antes comunes que últimamente no consigo localizar.

domingo, 13 de octubre de 2019

La dispersión del cetia ruiseñor

El cetia ruiseñor, también llamado ruiseñor bastardo Cettia cetti, es uno de nuestros pájaros más complicados de observar, aunque no es escaso. Este hecho se debe a sus costumbres, dado que habita en las zonas de vegetación más bajas y próximas a las orillas de ríos y arroyos, asomando muy pocas veces y bastante brevemente al descubierto. Eso sí, en contraste resulta muy fácil detectar su presencia gracias a su reclamo, uno de los más inconfundibles entre las aves. Con la llegada del otoño se registran ejemplares en enclaves no habituales, incluso en la propia campiña. El que traigo hoy a la entrada pude fotografiarlo de forma fugaz en los canales de Maqua, donde no anida.


¿De dónde pueden proceder estos ejemplares? Si echamos un vistazo a su área de distribución se puede apreciar una clara dicotomía, ya que las poblaciones orientales son migradoras mientras que las occidentales son básicamente sedentarias.


Es casi imposible que estos ejemplares otoñales vengan de su área de distribución oriental. Lo que parece más probable es que en el seno de nuestras poblaciones de cetia ruiseñor se produce una suerte de dispersión otoñal, como manifiestan ciertos estudios. Así, existen individuos que abandonan lo que fue su área de cría y buscan nuevos emplazamientos para sobrevivir al invierno, en un movimiento de corto radio que no supone una verdadera migración. Estos estudios determinan también que hay una segregación sexual en estos movimientos, que protagonizan sobre todo las hembras.


Desde el punto de vista evolutivo, estas dispersiones tienen mucha lógica. Como comenté, el cetia ruiseñor habita las zonas más próximas al curso del río, áreas que se inundan a partir de la llegada de las lluvias otoñales y donde resulta imposible la supervivencia.

Para saber más:

Balança G. & Schaub M. 2005. Post-breeding migration ecology of Reed Acrocephalus scirpaceus, Moustached A. melanopogon and Cetti’s Warblers Cettia cetti at a Mediterranean stopover site. Ardea 93(2): 245–257.