Ayer domingo me deje caer de nuevo por la playa de Bañugues, que este invierno está bastante animadilla, eso sí con un nordeste y un frío de muerte. La mejor forma de controlar las aves que están en la ensenada es con un censo doble, de bajamar para las gaviotas y de pleamar para las más pequeñas, que de otra manera son muy difíciles de controlar.
Empezando por la pleamar, al atardecer estaban los limícolas reunidos a la orilla, excepto los andarríos chicos que esos van siempre a su bola. De los menos pequeños pude ver de nuevo a la aguja colipinta Limosa lapponica, acompañada de 7 chorlitos grises Pluvialis squatarola, el mayor número que he podido contar hasta ahora. Como todavía no subí ninguna foto de esta especie, ahí va:
De otras especies había un buen grupo formado por 26 vuelvepiedras Arenaria interpres y 20 chorlitejos grandes Charadrius hiaticula. Para las dos había tanto ejemplares adultos como otros de primer invierno; en ambos casos los adultos se reconocen por sus patas, de un anaranjado más brillante, un plumaje más vivo y el pico con su mitad superior naranja, a diferencia de los juveniles en los cuales es totalmente oscuro.
A las gaviotas les dediqué un momento por la mañana, en bajamar y en los ratos que mis amigos perrunos las dejaban un poco tranquilas. Me llamó la atención el elevado número de gaviotas reidoras Chroicocephalus ridibundus (ex Larus ridibundus), hasta 177; la mayoría aves juveniles lo cual me hace pensar que la especie ya ha comenzado la migración prenupcial hacia las áreas de cría.
Y aquí llegamos al quid de la cuestión. En la foto de arriba se aprecia entre las gaviotas reidoras un ejemplar que me llamó la atención. Lo bueno de la fotografía digital es que puedes intentar obtener el mayor número de imágenes que puedas y luego estudiarlas en casa, a ver que te sale. Pues bien, me salió que se trata de un ejemplar de gaviota cana Larus canus que aún conservaba la mayor parte de su plumaje juvenil, a diferencia de todas las que había visto hasta ahora que presentan el plumaje de primer invierno.
Además se trataba de un ejemplar claramente mayor que las gaviotas reidoras de alrededor. La mayor parte de las gaviotas canas que llegan a Asturias pertenecen a la subs. canus y proceden del sur de la península escandinava y del oeste de Europa; y son las que mudan a plumaje de primer invierno antes de llegar a nosotros. La conservación del plumaje juvenil hasta fechas tardías es característico de las aves del Ártico o de Islandia, y también de la subs. heinei que se encuentra en Rusia. Aquí dejo un par de fotos más por si alguno quiere opinar.
Aparte había alguna cana mas (4, de primer invierno), la gaviota de Delaware Larus delawarensis que seguía por la zona, y sólo 12 gaviotas cabecinegras Larus melanocephalus.
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