Papamoscas gris

Este otoño la rasa costera de Moniello me está dando mucho juego. A todas las observaciones que apunté en mi última entrada he podido añadir esta tarde una especie de la que suelo ver contados ejemplares en Gozón, casi siempre durante la migración otoñal, un papamoscas gris Muscicapa striata.

La verdad es que el papamoscas gris es la discreción personificada en materia de pájaros. Es es un ave de pequeño tamaño y de tonos grisáceos en gran parte de su plumaje, de ahí su apelativo. La cabeza  tiene finas listas de color negro, ojos oscuros y un pico corto pero grueso. Todo su plumaje ventral es de color blanco que contrasta con el rayado que se observa en el pecho, uno de sus rasgos más distintivos. No hay grandes diferencias entre el macho y la hembra, ni entre los jóvenes y los adultos.

Lo más destacado del papamoscas gris es su comportamiento, se instala en un posadero desde el que domina una zona amplia y desde allí acecha a los insectos, sobre todo moscas, a los que captura lanzándose sobre ellos de forma acrobática. El que detecté hoy elegía como posadero las piñas de las ramas más exteriores de los pinos marítimos, en el centro de una zona abierta.

El papamoscas gris es uno de los varios migrantes transaharianos que se desplazan con rumbo sur para cruzar el desierto del Sahara, y una vez que lo hace se instala en cualquier punto de la mitad sur del continente, desde el África tropical hasta Sudáfrica. Una buena parte seguramente ya estarán allí, este migrante de hoy es bastante tardío. Distribuido por buena parte de Eurasia, en Asturias no es muy frecuente y en Gozón cría alguna pareja de manera esporádica.

Aparte del papamoscas, se sigue viendo algún pequeño grupo de collalba gris, esta tarde tres juveniles.

Y se empiezan a establecer las primeras bisbitas pratenses invernantes.