Las anguilas son migradores catadromos, es decir, se reproducen en el mar y se desarrollan en los ríos, a diferencia de los migradores anadromos como el salmón que hacen justo lo contrario. El pez que observé hoy tiene aún un largo trayecto por delante, ya que todas las anguilas europeas, todas, al igual que las de la fachada este de Norteamérica, se reproducen en el mismo lugar, en el Mar de los Sargazos, a 4.000 km de aquí.
Prácticamente todo en la biología de la anguila es fascinante. El viaje hasta su zona de reproducción lo hacen bajo la superficie, a una profundidad de 300-1000 m, quizá más siguiendo los fondos marinos, y a lo largo del mismo se produce su definitiva maduración sexual. El mar de los Sargazos forma parte del famoso Triangulo de las Bermudas, y al llegar al mismo se produce el desove, algo que nunca se ha observado. De los huevos fecundados nacen unas pequeñas larvas planas, que se llaman leptocéfalos y son arrastrados por la corriente del Golfo alimentándose de plancton.
Al aproximarse a la costa su aspecto cambia radicalmente, transformándose en las conocidas angulas que penetran en los ríos a finales de otoño e invierno. Una vez en el río comienza su desarrollo, en los primeros años de su vida presenta un tono dorado, por lo que se conoce como "anguila amarilla". Otra curiosidad acerca de este pez es que su sexo depende de la salinidad: los ejemplares que maduran río arriba se convierten en hembras y tardan más años en madurar, mientras que los que permanecen en los estuarios se convierten en machos. Tras un periodo variable de años la anguila adquiere sus característicos tonos grises, es la "anguila plateada", si tiene suerte podrá salir al mar a iniciar su viaje como el ejemplar que yo vi esta mañana.
Pero son muy pocas las anguilas que pueden completar este ciclo en la actualidad, por eso la IUCN la considera "En Peligro Crítico". Así que le deseo toda la suerte del mundo a mi anguila, que llegue bien a su destino y sus pequeños descendientes sigan llegando a nosotros año tras año. Por mi parte, la estuve siguiendo durante todo su trayecto por la playa de Bañugues, hasta que tras unos minutos de dificultoso camino pudo llegar a la orilla.
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