El mes de noviembre ve como se intensifica la llegada de gaviotas, tanto en paso como ya para invernar en nuestro litoral. Hace unos días comentaba el caso de las canas, y otra especie cuya presencia se nota ya es la gaviota cabecinegra Ichthyaetus melanocephalus. De momento no son muchas, las adultas pueden incluso pasar desapercibidas entre las más abundantes gaviotas reidoras.
Se distinguen de ellas por varios rasgos identificativos; aparte de ser un poco mayores, el pico es más grueso y el extremo de las primarias es totalmente blanco y no negro. En la siguiente foto es más fácil de reconocer ya que es la única que mira hacia la derecha.
En los pequeños grupos de cabecinegras las más escasas son las aves en su segundo invierno; aún no tienen el pico rojo de las aves adultas (que están al menos ya en su tercer invierno) y el extremo de las primarias tiene unas pintas oscuras (en la foto siguiente es el ave del centro).
Por fin durante este pequeño periodo del paso antes de establecerse la invernada definitiva las aves de primer invierno son numerosas, luego se harán algo más escasas.
Algunas pueden estar incluso mudando, sin haber adquirido todavía el plumaje definitivo.
La invernada de la gaviota cabecinegra se establece sobre todo a partir de diciembre, cuando llega la mayor parte de las aves. Es entonces el momento de empezar la búsqueda de anillas, sobre todo en las playas de Luanco y Bañugues, donde se tomaron estas fotos.
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