Las currucas cambian su dieta en esta estación, dado que en época reproductora se alimentan sobre todo de invertebrados, mientras que en otoño e invierno lo hacen de frutos y bayas carnosas. De éstas pueden aprovechar una gran variedad, desde especies autóctonas como el espino albar o el tejo, hasta especies ornamentales como el Cotoneaster o el palosanto.
Además de las currucas autóctonas, en Asturias recibimos una proporción de las poblaciones migrantes de las islas británicas y el oeste de Europa, según demuestran los estudios de anillamiento. Aunque estas aves invernantes se dirigen sobre todo a áreas con mayor disponibilidad de alimento en invierno, como el sur de la Península Ibérica y sus extensos olivares.
Los números de aves invernantes parecen haber ido en aumento en los últimos años, debido probablemente a que los inviernos cada vez son más templados. Muchas de ellas se concentran en los parques y jardines urbanos, donde disponen de buenas fuentes de alimentación, por ejemplo los parques de Avilés donde han sido recogidas las fotos y el vídeo que ilustran esta entrada.
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