La primera semana de junio marca el final de la migración prenupcial, ya que se observan las últimas aves que se encuentran de viaje a sus áreas de cría. Se trata por lo general de aves limícolas que se reproducen en latitudes muy norteñas, en la tundra ártica, donde las condiciones no son favorables para reproducirse hasta la llegada del verano.
Una especie que se observa habitualmente en estas fechas es el archibebe común Tringa totanus, del que ayer pude registrar un grupo de 15 ejemplares en la ensenada de Llodero. El archibebe común constituye además uno de los más claros ejemplos de lo que se llama migración "en salto de rana", o lo que los ingleses denominan "leapfrog", por el cual las poblaciones más al norte del área de distribución son las que invernan más al sur.
El archibebe común de la subespecie nominal tiene una amplísima zona de cría en Europa, desde la Península Ibérica hasta el norte de Escandinavia. Las poblaciones del oeste de Europa, como se sabe por los resultados de anillamiento, apenas se desplazan en invierno o lo hacen a muy corta distancia. En cambio las poblaciones escandinavas tienen que viajar miles de km hasta llegar al oeste de África. Esas son las que observamos viajando ahora. Comenzarán su reproducción a finales de junio o ya en julio.
Este curioso mecanismo migratorio tiene sin duda razones evolutivas. Los ejemplares del norte, que se ven obligados a viajar al sur mucho más tarde que los de latitudes medias, al llegar donde estos se encuentran ya asentados se ven en desventaja competitiva, con lo cual deben seguir su desplazamiento en busca de áreas favorables. Tras muchos siglos repitiendo este esquema, las rutas migratorias se van fijando en el código genético de las aves, que las siguen a rajatabla.
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