miércoles, 21 de agosto de 2019

Desde la percha

A partir de mediados del mes de agosto entramos en pleno apogeo de la llamada migración transahariana, que es la que protagonizan aquellas aves que abandona Europa occidental tras haberse reproducido, para alcanzar sus áreas de invernada en África, al sur del Sahara. Aunque hay otros grupos implicados en esta migración, la mayor parte son paseriformes.

Bajo ciertas condiciones, las aves hacen paradas migratorias, momento en el cual podemos registrarlas. Un lugar apropiado para detectar estas paradas es la rasa costera asturiana, donde las aves se detienen con el fin principal de alimentarse y almacenar energía para el siguiente salto en su viaje. Se pueden observar entonces las distintas estrategias que siguen las especies, una de las cuales consiste en acechar a sus presas desde posaderos o "perchas". Nos vamos a fijar hoy en tres especies que practican esta estrategia, las cuales pude observar hoy en Cabo Peñas.

Una dificultad añadida con la que contamos en esta época para la identificación de las aves es que en su mayor parte se trata de juveniles, que carecen de los rasgos distintivos de los adultos. La especie más conspicua quizá, por ser también una de las más frecuentes en migración otoñal, es el papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca.


El rasgo más llamativo del papamoscas cerrojillo es como se ve su panel alar blanco.



Un pariente suyo que se puede ver en esta época, más escaso, es el papamoscas gris Muscicapa striata. Frente al cerrojillo, carece del panel alar blanco, presentado tan solo una pequeña línea, además del pecho ligeramente listado. También es reconocible tras un poco de práctica su peculiar silueta, ya que suele mantenerse más erguido y derecho que el cerrojillo.



La tercera especie que practica esta estrategia de acechar desde posadero es el bonito colirrojo real Phoenicurus phoenicurus. Como ya comenté, buena parte de las aves que observamos son juveniles, y el colirrojo nos revelará su identidad cuando logremos apreciar el rasgo que le da nombre, su cola de tonos anaranjados.




Aunque en ocasiones se producen disputas por la ocupación de los posaderos, no suele haber mayores problemas, y se puede registrar a las aves muy juntas, como en este caso ambos papamoscas...


o en este el papamoscas cerrojillo y el colirrojo real.


Como ya dije, la función principal de estas paradas es la alimentación y acumulación de energía en forma de grasa, para afrontar con éxito la siguiente etapa de su viaje. Estos paseriformes capturan los insectos que se ponen a su alcance, aunque su presa favorita son los dípteros, moscas y mosquitos, en cuya captura son unos consumados expertos, como bien nos demuestra el joven de colirrojo real.


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