En verano no suelo pasarme por la playa de Bañugues, en especial porque es una mala época para la observación de todo bicho viviente excepto los que son bípedos y no tienen plumas. Pero bueno, ya se va terminando, se siente cerca el otoño y hoy me animé a acercarme, temprano en la mañana, por supuesto, porque un poco más tarde se puede hacer muy difícil ver alguna cosa.
Tan sólo andaba por la orilla izquierda de la playa, alimentándose en la rexa, un pequeño grupo de correlimos, todos comunes, excepto un ejemplar de correlimos zarapitín Calidris ferruginea, que ponía la nota de color, en este caso de un tono anaranjado.
Aún con bastantes plumas herrumbrosas en sus partes inferiores, este correlimos está realizando la muda a su discreto plumaje de invierno, aunque como es habitual en la especie ha empezado por las plumas corporales, dejando las de vuelo para el final. Se aprecian las coberteras realmente desgastadas.
Siempre es agradable ver a este migrante por la zona, sigue una ruta oriental y no es raro en las costas mediterráneas, pero sí en Asturias. Junto a los comunes se puede apreciar la diferencia en el tamaño y el porte, mucho más estilizado en el zarapitín.
De este, del correlimos común Calidris alpina, había 7 ejemplares, todos juveniles (como los que están con el zarapitín), salvo un adulto, aún con la mancha oscura muy llamativa.
Ya tengo ganas de comenzar a patear la costa. Precioso el zarapitín. Saludos
ResponderEliminarSí Miguel, ya pronto estará más tranquila. Un saludo
EliminarPocos vi esta temporada, siempre se agradece su visión por las playas asturianas.
ResponderEliminarLa verdad es que siempre tienen ese toque diferente, a ver qué tal se portan en septiembre. Un saludo
EliminarQue guapo está con ese traje....ya van llegando.
ResponderEliminarPedazo fotos.
Salud!
Gracias Xurde, ya se va animando la cosa. Salú¡¡¡
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