Este año la arribada de este pequeño insectívoro es espectacular...
Rebusca incansable entre las ramas de arbustos y árboles, picoteando incansable en el envés de las hojas en busca de pequeños invertebrados.
Un día cualquiera de primeros de diciembre los bandos de jilgueros vagan por los campos de Gozón buscando tierras de labor y barbechos donde encontrar alimento...
Come con avidez las semillas de Aster squamatus, seguramente no sabe que se trata de una planta invasora y que quizá está contribuyendo a su dispersión, sólo sabe que le encantan.
Un día cualquiera de primeros de diciembre vemos petirrojos por todas partes, el pequeño raitán es una de las imágenes familiares del invierno...
las ubicuas y oportunistas cornejas negras buscan comida en cualquier rincón, incluidas las playas...
también en las playas podremos localizar en su posadero a la pequeña perla esmeralda, los escasos martines pescadores que pasan el invierno en nuestro litoral, como éste de la ensenada de Aramar...
o éste otro de la de Perán, en Carreño...
y mirando al cielo podremos localizar la inconfundible silueta del halcón peregrino prospectando su territorio, a la búsqueda de alguna presa despistada.
Un día cualquiera de primeros de diciembre en nuestros pequeños humedales veremos cruzar una gallineta, un toque de color sobre un fondo anodino de grises y marrones, como ésta que habita una charca de Maqua...
o sorprenderemos a una confiada hembra de ánade azulón, como ésta de Bañugues.
Un día cualquiera de primeros de diciembre la garceta y la garza real pescan juntas, no es hora de llevarse mal sino de sobrevivir. Además, la ensenada de Perán tiene el tamaño justo para las dos.
Un día corriente de primeros de diciembre, cuando sale el sol, una hembra de abejorro cruza por Gozón a poca altura sobre el suelo, es uno de los pocos insectos que vemos volar en invierno y pronto fundará una nueva colonia...
y la pequeña lagartija roquera despierta por unos momentos de su letargo a desperezarse y si es posible incrementar sus reservas.
Un día corriente de primeros de diciembre, en fin, descubres con alegría, aunque sea a través de una foto borrosa y mal enfocada, que el pequeño gorrión molinero no ha abandonado el que tal vez sea su último reducto gozoniego, junto a la playa de Bañugues.
Todo esto sucede delante de nuestros ojos un día corriente de primeros de diciembre, y descubrirlo es siempre emocionante.
Que no es poco para un día corriente de primeros de diciembre. Saludos
ResponderEliminarEl mundo de las aves siempre regalando experiencias. Un saludo
EliminarMuy variado y entretenido día..si señor...así presta tener un día corriente...Salud!!
ResponderEliminarSólo hay que saber disfrutarlo Xurde. Salú¡¡¡
EliminarOjalá que hubiese muchos días como este. Un saludo.
ResponderEliminarLlegarán más Pilar, llegarán. Un saludo
EliminarMe gustan esos días corrientes, hace 3 años que no veo un molinero y es bien triste.
ResponderEliminarYo aparte de esta zona los he perdido de vista por completo Iván. Un saludo
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