He aquí un ejemplo. Estas son tres gaviotas patiamarillas Larus michahellis de nuestro taxon lusitanius, que se reparte por la cornisa cantábrica, Galicia y norte de Portugal. Fueron fotografiadas este mes de enero en el parque Ferrera en Avilés, y tienen la misma edad, son de 2º invierno, o 3cy-enero, como deseemos.
Este es un ejemplar anillado en el País Vasco en 2012, por lo que no hay duda. Presenta un aspecto típico: manto y escapulares ya mayormente grises pero aún se adivina alguna pluma marrón, y al contrario coberteras y terciarias marrones con alguna pluma dispersa gris. El pico ya ha empezado a tomar tonalidades claras, al igual que el iris del ojo. Presenta un ligero barreado en la cabeza y los flancos y las patas son rosadas.
Y aquí un individuo diferente. Su muda parece estar más retrasada, el pico y el ojo aún son claramente oscuros, sin embargo presenta más plumas grises en las coberteras que el anterior, en especial en las pequeñas y medianas.
Y vamos con el caso contrario, un ejemplar que parece adelantado. El manto y las escapulares ya son totalmente grisáceos, y la proporción de plumas grises en las coberteras es mucho mayor, en especial en las medianas. El iris del ojo ya es muy claro, destacando nítidamente la pupila, y tiene mucho menos barreado en la cabeza y los flancos del pecho.
En fin, como bien me dice Alfredo Herrero, de Euskadi, con quien he consultado esta cuestión, la variabilidad en la extensión y fenología de la muda de estas gaviotas es bastante grande. Merece la pena verlas una a continuación de la otra para comprobarlo bien: el mismo aspecto general, diferencias en los detalles.
Cuantas más gaviotas veo, más me doy cuenta que la variabilidad es practicamente infinita, y con buen ojo se pueden diferenciar los inmaduros casi individualmente.
ResponderEliminarPues yo creo que tienes razón, con buen ojo, un buen objetivo fotográfico y una considerable dosis de paciencia...
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