Algunas de nuestras aves crían de forma colonial, es decir, con varias parejas muy próximas entre sí. Sin duda el caso más llamativo es el del gorrión común, pero no es el único. Sin ir más lejos muchos de nuestros fringílidos, como los pardillos, verdecillos o el caso que hoy nos ocupa, el verderón común Carduelis chloris. Este gregarismo hace que incluso se desplacen en pequeños grupos alrededor de su zona de cría. Hoy me encontré por ejemplo con un grupo de 5 verderones, todos ellos machos, en las dunas de Xagó.
Es evidente que la colonia de estas aves no puede estar en las mismas dunas, que no es ni mucho menos su hábitat de cría. Tiene que estar por tanto en las zonas arbustivas del entorno, ya que estos pájaros prefieren anidar en árboles o arbustos de buen porte, sintiendo por ejemplo gran preferencia por el espino albar Crataegus monogyna.
Los verderones defienden un territorio muy pequeño alrededor de sus nidos, pero se alimentan en áreas bastante amplias lejos de él. Es posible que este comportamiento grupal haya evolucionado como estrategia que favorece su reproducción, bien sea porque encuentran mejor las fuentes de alimento, o porque facilita que puedan defenderse de los depredadores. Hay que tener en cuenta que es una característica de las aves propias de espacios abiertos, como los fringílidos, y que no presentan especies que raramente salen de las áreas más intrincadas de la vegetación, como las currucas o los petirrojos.
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