A finales del verano una enorme corriente migratoria recorre el continente europeo, de norte a sur. Son los denominados migrantes transaharianos, aquellas aves que crían en Europa e invernan en África, al sur del enorme desierto del Sahara. Los más numerosos son los paseriformes, millones y millones de estos pequeños pajarillos recorren miles de km a lo largo de esta ruta, como por ejemplo el bonito papamoscas cerrojillo...
o su pariente el papamoscas gris, del que ya hablé en la entrada anterior.
De toda esta corriente uno de sus brazos principales es el que atraviesa la Península Ibérica, y un pequeño ramal cruza a través de Asturias. Se trata sobre todo de aquellas aves de la fachada atlántica europea, islas británicas e Islandia, que llegan aquí tras sobrevolar el obstáculo que significa para ellas el brazo de mar del Golfo de Vizcaya.
Cuando las condiciones para la migración son favorables, las aves se deciden a dar este salto, vuelan principalmente por la noche y por la mañana arriban a tierra, dejándose notar por los campos del litoral, siendo la especie más numerosa con diferencia el pequeño mosquitero musical.
Entre estas aves migratorias las hay de todo tipo y condición. Algunas son más conspicuas y se posan al descubierto, como la preciosa collalba gris, una de las aves que realizan las migraciones de mayor recorrido en el mundo.
Otras en cambio son más escondedizas, como la esquiva curruca zarcera.
Eso sí, la característica que los une a todos es el propósito de su parada. Todos ellos tienen la pretensión de alimentarse todo cuanto puedan y ganar peso y energía para siguiente etapa de su viaje. Las fuentes de alimentación son diversas. El raro y bonito torcecuello, por ejemplo, prefiere las hormigas y pequeños invertebrados que captura en el suelo.
Algunas especies, como la tarabilla norteña, complementan durante esta época su habitual dieta insectívora con el consumo de pequeñas frutas y bayas.
Aunque se prolonga hasta octubre, el máximo de migración postnupcial sucede durante la segunda quincena de agosto y la primera de septiembre. Los días buenos constituyen un auténtico espectáculo, con la rasa costera llena de aves por doquier, como en ningún otro momento del año. Eso es lo que ha sucedido por ejemplo esta última semana en salientes costeros como el Cabo Peñas, donde he podido obtener esta colección de fotos.
Está la rasa costera asturiana a reventar de bichos. Es muy curioso observar como unos van marchando (mosquiteros musicales) mientras otros llegan (papamoscas cerrojillos, collalbas grises o tarabillas norteñas). Muy buena entrada. Como de costumbre. A disfrutar del espectáculo. Es gratis. Y solamente hace falta salir a pasear con la guía de aves de la SEO en el teléfono móvil y unos pequeños prismáticos.
ResponderEliminarNacho.
Interesante e instructivo.
ResponderEliminarMuy buena entrada y muy bien descrito la migración de las aves
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