El invierno ha terminado, y a lo largo del mismo he podido estudiar como aparecían de forma paulatina las primeras especies de sírfidos, que habían desaparecido de nuestra campiña tras un otoño bastante frío y lluvioso.
Así, el primer ejemplar del año lo detecté con los primeros días soleados, una hembra de una de nuestras especies más características, Episyrphus balteatus.
El color oscuro del dorso y los tonos apagados del abdomen, con bandas blanquecinas, indican que la larva se desarrolló en condiciones de frío. Podemos compararla con esta otra hembra registrada en la primera semana de marzo, que además estaba ovopositando.
El 12/01 también detecté mis primeros ejemplares de Eristalis pertinax, una de nuestras especies más frecuentes.
Y esa misma fecha el tercer sírfido detectado fue Meliscaeva auricollis, que vuela casi todo el año aunque no es muy abundante.
Esta especie es una de las más pequeñas que se puede identificar con relativa facilidad, como demuestra este macho sobre una hembra de botón de oro.
A finales de febrero se detectan los primeros ejemplares de Helophilus pendulus, un sírfido bastante llamativo y relativamente numeroso cerca de los cursos de agua.
Ya en marzo aparecen nuevas especies, como algunas del género Syrphus, o esta hembra de Eupeodes luniger, una hembra ovopositando en el envés de hojas de ortiga.
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