En los días más crudos del verano, cuando el calor aprieta, las mariposas son insectos que dada su amplia superficie alar tienden a perder agua y con ella sales minerales. Para poder recuperarlas, los insectos pueden recurrir a varias fuentes, como la fruta podrida, excrementos animales o charcos de barro. Si no hay ninguna de estas opciones disponibles se recurre directamente al suelo de tierra.
En las zonas cercanas a los bosques de ribera una especie que se puede observar con frecuencia en el suelo es la ninfa de bosque Limenitis camilla. Esta bonita especie vive en las zonas altas de los árboles, donde es más susceptible al calor solar y la evaporación.
No solo los colores oscuros se prestan a la pérdida de sales, también el blanco, como demuestra este ejemplar de Leptidea chupando del suelo con su espiritrompa.
Un grupo de especies que presenta con frecuencia este comportamiento, denominado por los ingleses mud-puddlling, es el de los licénidos. Aquí se pueden ver a las dos especies que llegaron masivamente a Asturias a finales del mes de junio, Leptotes pirithous y Lampides boeticus.
Las mariposas de las ortigas también frecuentan el suelo en días calurosos. El envés de sus alas es oscuro para pasar lo más desapercibidas posible. Un caso extremo es la mariposa pavo real Aglais io, que parece una auténtica sombra.
Todas las fotos fueron tomadas en una pista de la zona de Bocines, a primeros de julio.
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