La primera quincena de marzo es un periodo de transición en nuestra avifauna. Muchas especies que pasan el invierno aquí nos van dejando, y algunas estivales comienzan a llegar. Sin embargo aún pueden verse las últimas aves invernantes, que prolongan su estancia entre nosotros antes de retornar a sus áreas de cría. Entre ellas las más típicas son las aves limícolas, que se reproducen en latitudes muy norteñas y están adaptadas a migraciones más tardías. Por ejemplo en la ensenada de Llodero aún pueden verse varios chorlitos grises que llevan ahí varios meses.
Con ellos permanecen también varios ejemplares del grupo de chorlitejos grandes y correlimos comunes que también ha pasado aquí el invierno.
Los archibebes claros, aunque anidan en latitudes templadas, también suelen alargar su invernada.
Las anátidas suelen ser migrantes tempranos, pero aún permanece algún invernante, como por ejemplo un ánsar común que lleva varios meses en el pantano de La Granda.
En los prados de algunas zonas de Asturias llama la atención la presencia aún de algunos grupos de garcilla bueyera, especie que ha comenzado a invernar hace unos pocos años.
Y en cuanto a los pájaros van desapareciendo de los prados y labrantíos del litoral los grandes bandos invernantes de pinzón vulgar, ya quedan pocos individuos, la mayoría jóvenes o hembras.
En las alisedas y bosques de ribera se ven los últimos grupos de lúganos alimentándose de las piñas de los alisos. A lo largo de marzo desaparecerán ya de nuestro marco de referencia, al igual que otras especies, para no volver hasta el próximo otoño.
Tiempo de cambios. También van desapareciendo las gaviotas. Pero estas semanas de transición siempre me han traído observaciones curiosas. Bichos que van a criar al norte y paran unas horas o un día antes de seguir. Guapa entrada, Pin.
ResponderEliminarBuena época para observaciones curiosas. Un saludo Nacho
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