A partir del mes de noviembre las aves fringílidas cobran un claro protagonismo en nuestra campiña costera. Podemos ver varias especies, prácticamente todas son coloniales y en esta época se organizan en bandos, que a veces alcanzan tamaños muy llamativos. En esta entrada analizaré varios casos.
El caso más notable es sin duda el del pinzón vulgar Fringilla coelebs. Es una especie que anida en la costa en números muy reducidos, pero de la que a partir de octubre y sobre todo noviembre se registran grupos de decenas y a veces centenas de ejemplares. Ocupan las rastrojeras donde se alimentan, destacando el llamativo plumaje ocráceo de los machos adultos.
En vuelo destacan los llamativos panales alares blancos, especialmente llamativos también en el caso de los machos. Estas imágenes corresponden a observaciones hechas este mes en la zona de Cabo Negro.
Los movimientos migratorios de los fringílidos fueron analizados por Benigno Asensio en los años 80 en varios artículos publicados en la Revista Ardeola, basándose en las recuperaciones de aves anilladas. En casi todas se repite el mismo esquema, que es muy claro en el caso del pinzón. El origen de las aves que llegan aquí corresponde a toda una banda geográfica con origen en Escandinavia. A partir de aquí, bien recorriendo el oeste de Europa, o bien a través de las islas británicas, alcanzarían Iberia. A mi juicio esta segunda vía debe tener bastante importancia en el caso de Asturies.
Con los bandos de pinzón vulgar pueden viajar mezclados algunos pinzones reales Fringilla montifringilla, en número variable según las temporadas. Este otoño sólo he localizado uno en Bocines.
Quizá el fringílido más colonial de todos es el pardillo común Linaria cannabina. Presente durante todo el año, sus números aumentan en otoño por la llegada de migrantes europeos, que sin duda se asocian con las poblaciones locales. Su alimento principal en esta época son las semillas de plantas quenopodiáceas, y donde estas se encuentran pueden formar grandes bandos, como ocurre en Gozón en la zona de Nieva.
Un caso curioso es el del verderón Carduelis chloris. Sus números no fluctúan en exceso a lo largo del año, siendo tal vez el fringílido menos migrador. En invierno suelen asociarse para buscar alimento a otras especies de fringílidos formando bandos mixtos, su compañero favorito es sin duda el pinzón vulgar.
Otro caso llamativo es el del verdecillo Serinus serinus. Después de la cría prácticamente desaparece, ya que las poblaciones locales deben ser migradoras. En esta época llegan algunos invernantes, pero es muy escaso, y en mi opinión puede ser porque esta especie no ha logrado colonizar ni las islas británicas ni Escandinavia. Este otoño he localizado unos pocos por la zona de Nieva.
Muy interesante, Pin. Este año todavía no vi pinzones vulgares en cantidad. Y claro, ni un pinzón real. Pardillos y jilgueros, sí. Muchos. Verdecillos, dos hoy en La Providencia, con jilgueros y pardillos. Y lúganos, todavía pocos. Pero ya empiezo a verlos.
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