El señor del estanque está ya viejo y desgastado, sus fuertes alas parecen carcomidas y desechas. Son muchos días manteniendo el dominio de la charca por medio de prolongadas luchas y confrontaciones con otros machos de su especie o especies similares. También ha soportado todo tipo de inclemencias climatológicas, con días de fuerte calor, intensos chubascos y un viento inclemente.
El fuerte desgaste de sus alas hace también que se detenga en sus posaderos en más ocasiones de lo habitual. La libélula emperador pasa habitualmente mucho tiempo volando y recorriendo su territorio. Sin embargo, sus habilidades como cazador siguen intactas, y aún es capaz de capturar cualquier pequeña libélula o caballito que ose cruzar por su radio de acción.
El señor del estanque sólo permite que penetren en sus dominios las hembras de su especie cuando van a poner los huevos, no sin antes acercarse a ellas y efectuar el pertinente reconocimiento.
Las hembras de libélula emperador efectúan la puesta en las plantas acuáticas sobre la superficie del agua, y lo hacen solas. Dependiendo de varias circunstancias el desarrollo larvario puede completarse en 1 o 2 años, periodo tras el cual emergerán nuevos adultos que asegurarán la continuidad de la especie.
Al señor del estanque le quedan ya pocos días de vida. Sin embargo, lo principal ya está hecho, ha garantizado la perpetuación de sus genes con el control de una charca con excelentes condiciones para el crecimiento de las larvas que él ha fecundado. Por mi parte, espero disfrutar un poco más de tiempo de sus increíbles acrobacias y su vuelo portentoso.
El otro día tuve la suerte de ver una libélula poniendo sus huevos. Me llamó su atención el ruido que hacía. Fue mi primera vez y no pude asistir a mejor espectáculo. Un abrazo.
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