El mes de abril es una buena época para ir a Peroño. Casi todos los invernantes se han ido ya, y las aves que permanecen se están preparando ya para la cría, como el macho de curruca capirotada, especie de la que hay varias parejas.
En Peroño hay una buena diversidad de paseriformes, debido a la gran variedad de pequeños hábitats que encontramos. Por ejemplo hay pequeñas colonias de fringílidos, tanto los pardillos comunes asociados a las formaciones de tojal o rebolla
como los verderones, que se encuentran siempre donde hay algo de arbolado.
En los zarzales cantan ya los machos de acentor común.
Y por supuesto no faltan las especies más típicas de la campiña asturiana, como los mirlos que podemos localizar aliméntandose en las zonas más degradadas...
las tarabillas europeas, que encontramos siempre en pareja posadas al descubierto...
o el popular petirrojo, quizá la especie más llamativa, se ha expandido mucho y en estos momentos canta de manera casi permanente.
En resumen, Peroño es una zona excelente para iniciarse en la ornitología. Además es muy accesible, conformando una especie de pequeña península limitada por el mar, la villa de Luanco y el monte Cotiellos que la separa de Moniello.
Sin olvidar el indudable encanto de sus vistas al mar y el atractivo aspecto de campiña que ofrece a nuestros ojos.
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