A estas alturas del año ya son pocos los pájaros que no han sacado adelante a sus crías. Salvo contadas excepciones, a lo largo de la segunda quincena de julio van abandonando el nido los últimos pollos de la temporada. Un ejemplo son estos pequeños de avión roquero Ptyonoprogne rupestris que pude localizar el pasado domingo en uno de los puentes de la ría de Avilés mientras pedían de comer con insistencia a sus padres que volaban por la zona.
El avión roquero está muy ligado a los acantilados donde cría, en especial los de montaña pero también en la costa. También hay algunas pequeñas colonias ligadas a construcciones humanas de todo tipo, como embalses, viaductos o puentes. Estas pequeñas colonias se han establecido incluso en alguno de nuestros pueblos ciudades, como Salas, Luarca o Pola de Allande. En Avilés hay unas pocas parejas desde hace varios años.
Tengo la impresión de que estos aviones roqueros han sido desplazados de su sitio habitual de cría, un edificio a la entrada de la ciudad, por su pariente el avión común, que ha establecido aquí la mayor colonia de la ciudad. Así, se han visto obligados a ocupar unos pequeños huecos bajo los puentes de la ría, donde me da la impresión de que se reproducen tres o cuatro parejas. En esta zona permanecen buena parte del año, salvo en invierno donde vagan erráticos de un lado a otro.
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