La principal virtud de la mariposa de los muros Pararge aegeria estriba en su resistencia. Es la única de nuestras mariposas que se puede ver volando de manera continua a lo largo de todo el año, excepto en las jornadas más crudas del invierno. Así, se van sucediendo las generaciones de este lepidóptero a lo largo del año de forma ininterrumpida, de forma que pueden incluso solaparse unas a otras. Así me sucedió hoy en un pequeño paseo por Luanco, donde vi a este ejemplar, de colores brillantes y sin duda muy reciente
mientras que un poco más allá se encontraba este otro, seguramente de una generación anterior, con los tonos más apagados y las alas algo deterioradas.
A través de estas fotos se puede comprobar también que el primer ejemplar es un macho, por la presencia de las androconias (glándulas sexuales expulsoras de feromonas), dos zonas oscuras en las alas que si nos fijamos en la hembra están ausentes y ocupadas por manchas anaranjadas.
Cierto es que otras especies pueden sobrevivir al invierno en estado adulto, pero en esta estación vuelan en muy pocas jornadas, las más soleadas y cálidas. En esta estación encontraremos a la mariposa de los muros en sus lugares habituales, cerca de los setos y bordes de caminos. Eso sí, en vuelos muy cortos para gastar poca energía y extendiendo al máximo sus alas al astro rey, ya que este animalito funciona con energía solar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario