A finales del mes de octubre se registró a lo largo de la
costa asturiana una caída excepcional de
migrantes de collalba gris Oenanthe oenanthe. Si bien muchas temporadas se
registra algún ejemplar en fechas tan avanzadas (su periodo más habitual finaliza
a primeros de octubre), este año se registraron un buen número de ellos. Yo
pude observar varios por el litoral de Gozón, que son los que ilustran esta
entrada.
¿Por qué pudo ocurrir este acontecimiento inusual? Es muy
probable que estas collalbas provengan del extremo de su zona de cría, en las
islas del Ártico canadiense, donde se reproduce la subespecie leucorhoa. a una
distancia de casi 7.000 km de sus zonas de invernada africanas. Una estrategia
muy factible para estas collalbas consistiría en bajar por la costa canadiense
hasta dar el salto a África por los puntos más cercanos entre ambas costas,
atravesando el Oceano Atlántico en un vuelo de unos 4.000 km, tras el cual
tendrían un tramo ya más ligero bordeando el desierto del Sahara.
Diversos estudios realizados han demostrado que este trayecto
es perfectamente posible. Las collalbas, con unas reservas óptimas de grasa, que
alcanzan para algo menos de 70 horas de vuelo, "navegarían" a una
altura óptima de entre 700 y 3.000 m. Dependiendo de la época en que viajen,
las aves que realizan este vuelo con éxito tardan de media entre 53 y 58 horas,
es decir, alrededor de dos días y medio.
Ahora bien, un factor imprescindible para asegurar el éxito
de esta tremenda odisea oceánica es un condicionante externo, el viento. Las
collalbas deben contar con un viento de cola que las ayude en su trayecto, que
debe tener como es fácil de comprobar una componente N o NO. Estos vientos son la tónica más normal en el
mes de octubre, ya avanzado el otoño, época en la cual hay un dominio de las
borrascas oceánicas, como se puede comprobar en estos gráficos de un año
anterior.
¿Qué ha pasado este año? Pues que estos pequeños pájaros se han encontrado con una
situación totalmente atípica, como es un enorme anticiclón en el Atlántico Norte, que ha
producido vientos totalmente desfavorables para su viaje, vientos de componente
sur o este. Así, para no verse arrastradas al océano abierto, las collalbas se
han visto obligadas a ir rectificando su trayectoria, terminando en la
Península Ibérica cuando sus reservas de alimento ya no daban para más.
Las collalbas acaban aquí tan agotadas y faltas de energía que incluso
se han visto obligadas a detenerse varios días seguidos, alimentándose de forma
continua. Ahora les queda un último salto que no esperaban, ya que en el
programa de su evolución este viaje debería haberles dejado mucho más cerca de
su casa de invierno.
Para saber más:
Marc Bulte, James D. McLaren, Franz Bairlein, Willem Bouten, Heiko Schmaljohann and Judy Shamoun-Baranes. Can wheatears weather the Atlantic? Modeling nonstop trans-Atlantic flights of a small migratory songbird. The Auk. Vol. 131, No. 3 (July 2014), pp. 363-370
Muy interesante la entrada. Enhorabuena y a seguir a si, contándonos todo lo que se mueve por Gozón!!!
ResponderEliminarUn saludo desde León
Muy interesante Pin,gracias por estos conocimientos :)
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