jueves, 17 de enero de 2019

El ave del año y Asturias

Cada año la Sociedad Española de Ornitología declara una especie como "Ave del Año", con el fin de llamar la atención sobre su estado, así como promover actuaciones encaminadas a su conservación. Este 2019 el "Ave del Año" es el chorlitejo patinegro Charadrius alexandrinus.


El chorlitejo patinegro es un ave limícola que cría en latitudes templadas, tanto en playas arenosas como en lagunas saladas del interior. Presenta una distribución cosmopolita, estando presente en todos los continentes, por eso su situación está considerada como No Amenazada. Sin embargo en Europa su población ha disminuido mucho, debido sobre todo a la degradación de su hábitat, por eso se la considera Vulnerable.



En la Península Ibérica aún persiste un buen número de parejas, entre 5-6.000, alrededor de un 20% de las que se encuentran en Europa. Sobre todo crían en los humedales mediterráneos, habiendo zonas donde es muy escaso, como en la costa gallega.


En Asturias esta especie debió criar regularmente hasta mediados del siglo XX, pero por desgracia desapareció hacia los años 70, según refiere el gran Alfredo Noval. Por eso actualmente sólo se observa en sus viajes migratorios. Así y todo es bastante escasa por lo general. Por ejemplo en 2018 mi único registro fue de dos aves (macho y hembra) el día 26 de mayo en la playa de Bañugues.



Su temporada migratoria primaveral es bastante amplia. Así, uno de mis registros de 2017 data del 25 de marzo, y algún año anterior la pude observar incluso a fines de febrero. Estas aves tempranas deben proceder sin duda de zonas de invernada en la Península Ibérica.


En otoño es aún más escasa y difícil de observar. El 04/09 de 2015 dos jóvenes del año acompañaban a un grupo de correlimos tridáctilos en la playa de Xagó.



Estas aves en migración deben proceder de sus zonas de cría del oeste de Europa. Así, en 2015 pude observar en Bañugues un ave anillada en la Bretaña francesa.



Como digo, hoy en día esta especie está seriamente amenazada debido a las elevadas presiones humanas que pesan sobre su hábitat, presiones que todos podemos imaginar y que no voy a enumerar aquí. En lo que a nosotros concierne podemos contribuir a su conservación, tratando de perturbar lo menos posible a las aves que por aquí transitan, dado que sus paradas en nuestras playas son decisivas para que puedan llegar con éxito a sus zonas reproductoras.

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