Ayer por la tarde me acerqué hasta la playa de Verdicio, y en la estrecha carretera que se utiliza ahora para llegar a la playa me encontré con un verdadero enjambre de petirrojos Erithacus rubecula, me salían al encuentro por todos lados. En una parada que hice para contarlos, por ejemplo, me encontré con que en un pequeño espacio de terreno había entre 10 y 15 aves. Yo creo que en estas jornadas son cientos, sino miles, los petirrojos que se reparten por el concejo.
Estas caídas de petirrojos ocurren a veces en la última parte del mes de octubre, cuando la migración del raitán alcanza su punto álgido. Son de la subespecie melophilus, que se reconoce por su mancha naranja más grande y brillante, y por cantar diferente a los nativos, además de que son generalmente más atrevidos en su comportamiento. Vienen del oeste de Europa, sobre todo de la Península Escandinava, donde huyen más que del frío de la falta de alimento que se aproxima con las nevadas. Muchos se quedan a invernar.
También pude observar una buena caída de otra especie que está ahora en plena migración, el mosquitero europeo Phylloscopus collybita, que no es tan abundante como el petirrojo, y además más difícil de ver, porque se mueve siempre muy nervioso entre los arbustos y no al descubierto. Mi sitio favorito para detectar esta especie son los arbustos y tamarindos de las dunas de Verdicio.
Se ven por todas partes, mismamente desde el coche y en dirección Sur se ven unos bandos impresionantes a última hora de la tarde.
ResponderEliminarLa caída de estos días ha debido ser histórica...
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