Probablemente este comportamiento haya evolucionado dado el bajo éxito reproductor que obtienen los mitos, especie en la que una buena parte de los nidos fracasan, en especial debido a la depredación. De hecho se ha observado que la frecuencia de las cebas aumenta en aquellos nidos donde hay cooperación de otras aves, lo cual aumenta en esos nidos la posibilidad de supervivencia de los juveniles.
La segunda característica peculiar del mito es que una vez que los pollos abandonan el nido, en el mes de mayo o junio, forman un grupo familiar con los adultos que a diferencia de otros paseriformes no se disuelve a los pocos días. Los grupos familiares de mito permanecen unidos y cohesionados hasta la siguiente temporada migratoria, vagando errantes por los bosques o la campiña.
Es fácil notar cuando un grupo de mitos está llegando a donde tú estas, porque los reclamos de contacto entre ellos son continuos. Por lo general permanecen unos pocos minutos si la zona es favorable, moviéndose entre la vegetación a la busca de pequeños insectos, antes de desplazarse a otro lugar. En esta época su observación es más dificultosa, dado que los árboles y arbustos por los que se desplazan están cargados de hojas, y es en invierno cuando más fáciles son de detectar.
En Gozón el mito no es un ave abundante, ya que escasean las áreas de vegetación caducifolia, que son las que ellos prefieren para criar. Sin embargo en estas pocas zonas sí se pueden observar de vez en cuando estos pequeños grupos de mito, como éste al que pertenecen las fotos de esta entrada y con el que pude entretenerme ayer durante unos minutos en la zona de Bocines.
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