La migración postnupcial ya se ha puesto en marcha, en especial para las aves acuáticas, y poco a poco van apareciendo nuevas especies, viajando de retorno a sus cuarteles de invierno. Una de las más tempranas en este movimiento es el charrancito Sternula albifrons, del cual hoy pude registrar los dos primeros ejemplares de la temporada, pescando activamente en la ensenada de Llodero.
Llodero es uno de los mejores enclaves de Asturias para ver este pequeño charrán, que para mí es una de las más bonitas aves marinas que podemos disfrutar por aquí. Es chocante observarlo en un entorno tan industrial y portuario, del que he querido dejar constancia en las fotos de la entrada.
Se reproduce de forma dispersa por buena parte de Europa, donde está en moderado declive desde hace varios años. Las causas son fáciles de suponer, dado su hábitat favorito de cría, las playas en las costas y las islas de guijarros en los ríos. En el primer caso las principales amenazas vienen de las molestias humanas, y en el segundo de una nefasta política fluvial.
Los charrancitos migran entre julio y septiembre, invernando a lo largo y ancho de las costas africanas, en el caso de las poblaciones de Europa occidental que son las que pasan por aquí. Cuando se posan es fácil comprender el verdadero significado de su nombre, comparando su talla con otras aves como la gaviota reidora o la garceta.
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