Una de las aves más hermosas y llamativas de nuestra avifauna es sin duda la oropéndola Oriolus oriolus. Es sin duda el ave de oro, como denota su apelativo, por el inconfundible plumaje dorado y negro del macho. A su belleza une también la dificultad de observarla, dado que suele moverse por las copas más altas de los árboles, en los frondosos bosques donde habita, ya que se trata de una especie evidentemente nemoral.
He tenido la suerte de observar un macho, aunque fuera un poco lejano, en la aliseda del río La Magdalena, en Avilés, donde otras temporadas ya lo había escuchado. En Asturias constituye éste su principal hábitat, los bosques de ribera bien desarrollados. Habita sobre todo la zona centro-oriental, en zonas bajas, donde se encuentran entre 2.000 y 4.500 parejas, de acuerdo al Atlas de Aves Nidificantes de la COA. En el concejo de Gozón es muy puntual.
La oropéndola, conocida en Asturies como filomena, al igual que otras muchas aves, ha sufrido una fuerte regresión en buena parte de su área de distribución. Es una especie estival que se encuentra con nosotros de mayo a septiembre, el tiempo justo para reproducirse.
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