miércoles, 6 de junio de 2018

Miles de moscas

El sábado pasado, entre la niebla y la humedad, miles de moscas del sírfido Episyrphus balteatus pululaban sobre el brezal del Cabo Peñas, en una explosión de vida como yo nunca había visto hasta ahora. Este sírfido, uno de los más abundantes e inconfundibles de todas las especies asturianas, es a mi parecer una de las piedras angulares de nuestro entramado biológico.



Primero, precisamente por su abundancia, tanto en estado larvario como adulto son el alimento de muchas otras especies de vertebrados e invertebrados cazadores, en especial en esta época las aves paseriformes que están alimentando a sus polluelos.


Segundo, las larvas de este sírfido tienen especial apetencia por los áfidos, y como tal constituyen un importante elemento de control biológico de las plagas de áfidos que afectan a muchos cultivos.



Tercero, esta es una especie de sírfido que puede polinizar prácticamente cualquier tipo de flor, mientras que muchos otros polinizadores parecen estar más especializados. De hecho como se puede comprobar en las fotos que voy colocando en la entrada, el sábado pasado lo pude ver sobre prácticamente todas las flores del brezal.


Y cuarto, se trata de un  sírfido que permanece activo prácticamente todo el año, incluido el invierno, aunque tenga sus picos de mayor y menor abundancia; y también puede estar activo a temperaturas relativamente bajas y con bastante humedad, a diferencia de otros muchos que requieren de sol y temperaturas más elevadas.



Por todas estas razones que he enumerado considero a esta especie como uno de los elementos clave de nuestra diversidad biológica. Cualquier factor que alterase sus poblaciones, como las de otras especies de invertebrados, tendría serias repercusiones y desequilibrios en el resto, es bueno recordarlo.



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