martes, 7 de mayo de 2019

Parada migratoria

La primera semana de mayo marca el máximo en el número de aves limícolas que cruzan en migración frente a nuestro litoral. Su tránsito suele ser rápido, pero en determinadas condiciones meteorológicas los limícolas se ven obligados a sedimentar, en especial bajo vientos fuertes de componente este que se oponen a su migración.

Estas condiciones se dieron el pasado fin de semana, y la consecuencia de ello fue que un gran número de limícolas se detuvieron en los lugares favorables de nuestra costa. En la playa de Bañugues cerca de 400 limícolas se agolpaban en la zona libre de playa, dos tercios de los cuales eran correlimos comunes Calidris alpina, que en esta época es la especie mayoritaria.




Entre las otras especies pequeñas destacaban los correlimos tridáctilos y chorlitejos grandes, los cuales a medida que avance el mes de mayo irán ganando en importancia.



En ocasiones se reunían todos en la orilla ofreciendo un gran espectáculo.



Entre las especies de tamaño medio se podían ver buenos grupos de zarapito trinador y chorlito gris, alguno de estos últimos en su precioso plumaje nupcial.




Todas estas aves se encuentran siguiendo la ruta migratoria del Atlántico Este. Viajando miles de km, algunas especies, caso de los chorlitos grises o las agujas colipintas, se dirigen a Siberia. Otras, caso de los correlimos tridáctilos, llegarán hasta Groenlandia e incluso las islas de NE de Canadá.


En esta ruta tan increíblemente larga es fundamental que durante sus paradas las aves limícolas tengan el suficiente tiempo para descansar y alimentarse, ya que si se ven obligadas a abandonarlas antes de haber repuesto sus reservas quizá no lleguen a su destino. Por eso, el respeto a su tranquilidad y no molestarlas se hace muy necesario. Pensemos en el milagro que representa que unas aves tan pequeñas puedan viajar distancias tan enormes con el simple objetivo de reproducirse.

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