Esta primavera he localizado dos parejas de curruca cabecinegra en una zona cerca del pueblo de Zeluán, y hace unos días estuve siguiéndolas durante un buen rato. Hay que ver lo nervioso que es este pajarín, que no para de moverse de un lado a otro. Pero dentro de lo que cabe el tojo es un poco más abierto que otros hábitats en los que vive, y me permitió sacar unas cuantas fotos.
Incluso, cosa aún más extraña, asomó una hembra durante unos segundos; estoy contento porque esta es la primera fotografía que he podido sacar de una hembra de esta curruca.
Las cabecinegras deben estar muy ocupadas, como el resto de pájaros de Gozón, en sacar adelante a su prole. Por eso se movía arriba y abajo por la rebolla cogiendo pequeños invertebrados de las ramas.
Una cosa que puede resultar preocupante de esta expansión es que la cabecinegra acabe desplazando definitivamente a otras especies de currucas más escasas, como la rabilarga o la zarcera, de la que aún deben quedar unas pocas parejas, y que ocupan precisamente estos hábitats que este ave recién llegada va colonizando.
Lo que son las cosas, hoy compartimos tema de entrada.
ResponderEliminarEfectivamente, y es que estamos asistiendo a un boom de esta especie, se ha adaptado muy bien a las tierras astures.
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