Lo curioso es que las cercetas que quedaban se encontraban ya distribuidas por parejas, permaneciendo éstas a cierta distancia una de otra. El macho y la hembra de cada pareja se mantenían siempre juntos, tanto alimentándose como reposando.
En lo referente a la reproducción, las anátidas tienen dos estrategias diferentes. Así, mientras algunas especies, como los cisnes, se suelen emparejar de por vida, la mayor parte cambia de pareja cada temporada. Estos emparejamientos se producen en los cuarteles de invierno según han comprobado desde hace tiempo diversos estudios, y por eso es posible observar en estas zonas de invernada los displays nupciales de la especie, en los cuales los machos se exhiben y giran alrededor de las hembras emitiendo reclamos característicos.
Tras el emparejamiento las parejas de cerceta permanecerán unos días más en sus zonas de invernada, como pueden verse estos días, y puede que incluso lleguen a copular. Luego partirán a las áreas de cría. En Europa el área de distribución de la especie es bastante amplia, como puede comprobarse en el mapa de la IUCN. Las cercetas invernantes en la ría de Avilés pueden provenir de cualquier punto de este área.
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